“Piketty propone aumentar la presión fiscal soportada por las rentas altas hasta niveles del 80%. A esto se uniría un “impuesto a la riqueza” que llegaría al 10% anual entre las principales fortunas de cada país. De hecho, Piketty propone que este gravamen tenga carácter global, aplicándose en todos los países del mundo.
Piketty también se muestra a favor de disparar el gasto público hasta niveles del 66% del PIB. Según explica en su libro, “las Administraciones de hoy en día solamente consumen la mitad del ingreso nacional”. Ante estos niveles, Piketty propone “organizar de forma eficiente un Estado que maneje recursos por valor de dos tercios del PIB”.
El gravamen del 80% a la srentas más altas, que se aplique en todos los países del mundo, además de utópico, es imposible. Las ideas del nuevo asesor económico de Podemos son bonitas e irrealizables. Los países con economía mixta, de mayor bienestar en el mundo, caso de Holanda o Noruega, conviven en una Europa unida que tolera y alimenta el paríso fiscal por excelencia: Suiza. ¿Hasta que punto la obligatoriedad de tal presión fiscal es una injerencia en la libertad propia de cada país para organizar su propia hacienda?. A la necesidad de un enemigo común, propia de las formaciones emergentes, se une ahora la imposición de medidas económicas supranacionales para vencer en esa hipotética lucha contra los mercados o el capital. Curiosa forma de defender la dictadura.