Pilar Adón: "Me parece incomprensible y excesivo que un editor te pida dinero por tu obra"

Publicado el 21 julio 2016 por María Bravo Sancha @Labocadellibro

Pilar Adón nació en Madrid en 1971. Su novela Las hijas de Sara (Alianza, 2003) fue una de las diez mejores de ese año. Su libro de relatos Viajes inocentes (Páginas de Espuma, 2005) la hizo merecedora del premio Ojo Crítico de Narrativa, concedido por Radio Nacional de España. En 2010 publicó el volumen de relatos El mes más cruel (Impedimenta), por el que fue nombrada Nuevo Talento Fnac y quedó finalista del premio de la Crítica así como de los premios Setenil y Tigre Juan. Es autora de los poemarios Mente animal y La hija del cazador (La Bella Varsovia, 2014 y 2011). Ha traducido obras de autores como Henry James, Penelope Fitzgerald y Edith Wharton.


1.- Pilar Adón, cuéntanos el porqué de tu pseudónimo.     Hace muchos años, antes de publicar mi primera novela, me di cuenta de que tenía ganas de tener una especie de nombre paralelo al mío y de que tuviera una identidad como escritora. Adón tiene cierta vinculación familiar, es un apelativo de mi familia paterna. Me pareció interesante y sonoro.
2.- Del Derecho a la Literatura, ¿por qué crees que has acabado en el campo de las Letras?, ¿en qué momento dijiste, hasta aquí he llegado?   Yo empecé a escribir desde muy pequeña. Escribía pequeñas piezas de teatro que luego representaba con mi hermano y también lo que yo creía que eran novelas. Por aquel entonces no tenía ni máquina de escribir. Era todo a mano. A mí lo que realmente me gustaba de pequeña era leer. Cuando me planteé qué quería ser, como consecuencia lógica era escribir. Pero finalmente estudié Derecho. No es algo que me pese ni que me arrepienta, porque el Derecho te da la capacidad para estar mucho tiempo enfrentada a textos.
3.- Te especializaste en Derecho Medioambiental, ¿cómo ha influido este aspecto en tu carrera literaria?, ¿Las efímeras podría ser tu último vestigio a este respecto?   El tema de la naturaleza y del medio ambiente me interesa mucho y al final se ha notado en mis novelas. Los protagonistas de Las efímeras se dan códigos de convivencia y pautas para convivir en paz, y me gusta cómo es esa regulación. No sé si será por mi formación profesional del Derecho, pero me gusta toda esa retórica de las leyes. Me encantaba leer el código civil porque está todo muy ordenado. Y el Derecho es un campo donde tienes que encontrar la palabra justa para los códigos.
4.- Las efímeras, una novela sobre la dominación, la dependencia y el deseo de acaparar y controlar la vida de los seres más cercanos. ¿Qué has aprendido al terminar Las efímeras?, ¿qué te ha aportado?   Cuando lo he terminado, nada. El aprendizaje es externo al libro por las interpretaciones que te pueden dar los lectores con sus múltiples lecturas. Este se produce durante, porque el proceso de documentación son datos, fechas, conocimiento de los personajes. Mientras dura el proceso de escritura ves cómo los personajes van creciendo y evolucionando. Aquí se aprende a tener paciencia y dotes de observación sobre lo que el escritor tiene que hacer con sus personajes.
5.- ¿En qué grado te has implicado emocionalmente durante todo ese proceso?
   Me he implicado en todo porque no concibo escribir de otra manera. Son muchos años, muchas horas, muchos días con esos personajes en ese sitio con esas emociones, y, en el caso de Las efímeras, esa violencia y agresividad que hay entre los personajes. No te trasforma el carácter, pero sí es verdad que tienes que estar enamorada de los personajes y verles cierto atractivo dentro de la maldad. Yo me dejo seducir e intento que sean seductores. Aunque para mí el gran género autobiográfico es la poesía, también hay cargas autobiográficas en la ficción.

6.- ¿Te has documentado con los sentidos en el bosque o en la sierra de Madrid?   Hay mucho conocimiento propio de lo que cuento en la novela que no está ubicada en un espacio concreto. No se habla de ninguna localización exacta. No hay ninguna fecha tampoco. Hay pistas porque se sabe que hay coches. Pero cuando empiezas a indagar y lees encinas, enebros, el monte, hay gente que reconoce el espacio físico donde se está desarrollando la novela. No es que haya hecho una aproximación adrede para escribir Las efímeras, es que es una naturaleza que conozco desde siempre. He tenido la experiencia de estar voluntariamente sola en determinados espacios naturales, no mucho tiempo, porque el terror llega. Y en esta novela hablo del miedo que siente el ser humano ante la naturaleza que no controlamos, la que nos precede y la que va a subsistir.    7.- ¿Qué supuso Impedimenta para ti?   Impedimenta es la editorial que ayudé a fundar con Enrique Redel. Es mi manera de sobrevivir desde un punto de vista alimenticio y económico, y también desde un punto de vista de enriquecimiento literario. Es el lugar donde paso el mayor tiempo de mis días, y la editorial a la que destino mis gustos literarios a la hora de hacer una selección de títulos, de autoras sobre todo. Es el lugar donde yo puedo desarrollarme en mi faceta como editora.    Mi anterior libro lo publiqué en Impedimenta, El mes más cruel, pero cuando terminé Las efímeras decidí que era mejor separar y tener el trabajo alimenticio por un lado, y por otro lado buscar un editor que estuviera fuera del entorno en el que me muevo todos los días. Un editor objetivo que pudiera leer la novela con otros ojos y que me aportara otras ideas. A la hora de hacer promoción de un libro es muy difícil cuando tú eres la editora.
8.- El mes más cruel, Las hijas de Sara, Viajes inocentes, El hombre de espaldas, ¿qué temas son los más comunes en tu narrativa?    Se suele comentar que los escritores siempre escribimos sobre lo mismo, y yo creo que es cierto. En mi caso lo veo clarísimo. Solo tengo que volver a mi primera novela que es El hombre de espaldas y los temas son los mismos. Son distintos ambientes, distintos personajes, pero el tema del miedo, el de la indefensión, la huída, meter a personajes en espacios muy aislados. El hombre de espaldas sucedía en una casa, Las hijas de Sara en otra casa en un entorno muy agresivo con las puertas y las ventanas siempre cerradas porque entraba la arena del desierto. Con lo cual era un doble encierro: el de la casa y el de las dos hermanas. El miedo hace que no queramos cambiar las cosas pese a no estar conformes con lo que tenemos. Y en Las efímeras volvemos a hablar de lugares aislados. Los temas son siempre los mismos y se repiten también en los relatos. De hecho, quiero seguir indagando en ellos.
9.- ¿Qué temas son los indispensables que pides cuando lees una novela?   Yo, como escritora, tiendo a escribir lo que creo que a mí me gustaría leer. Como lectora y escritora puedo hablar en términos idénticos. Me gusta que no me den las lecturas machacadas y que pueda participar y aportar, y como escritora intento que mi lector participe. Me gusta que me dejen cierto poso de inquietud que me haga reflexionar. Me pasa en todos los aspectos del arte: la música, el cine... De repente hay algo que suena de una manera rota, que chirría. Me gusta ver un elemento que parece que no encaja, y luego ver que ese elemento está puesto adrede.
10.- Entonces, ¿escribes lo mismo que te gustaría leer?    Claro, yo creo que como escritores, el principal lector somos nosotros mismos. Yo no estoy pensando en otro lector, el que me voy a encontrar en presentaciones ni en firmas de libros ni en promociones. Pienso en mí como lectora. Soy una lectora bastante exigente.
11.- Hablando sobre poesía, género que también has cultivado (Mente animal, La hija del cazador...) ¿Por qué crees que la poesía se ha convertido en un género menor?, ¿dónde ha quedado la poesía que estuvo tan en alza en nuestro país hace 60 años, por ejemplo?    Yo no creo que la poesía sea un género menor. El lector de poesía es muy fiel. Y ahora se está dando un extraño fenómeno y determinados libros de poesía se venden muchísimo. Centrándonos en la poesía de calidad, que es la que nos hace reflexionar, que nos conmueve, que nos lleva a querer escribir muchas veces, que nos hace cambiar nuestra percepción del mundo, que nos la mastican, que no tiene nada que ver con letras de canciones, esa poesía nunca, nunca va a ser un género menor. Porque creo que está muy vinculada al género autobiográfico, y esa manera de plasmar el yo del poeta siempre va a exigir una disposición por parte del autor y del lector que es imposible que vaya a menos.
12.-¿Se edita más novela que poesía?   Yo creo que España está viviendo un momento dulce. Hay editoriales buenísimas: Pre-textos, Vaso Roto, Ella Varsovia (donde yo publico). Están haciendo una gran labor de descubrimiento de autores súper interesante y muy necesaria. Hay gente que está muy interesada y los recitales se llenan.
13.- ¿Cómo crees que se podría incentivar la lectura?    Yo hace unos años participé en distintas campañas de fomento de la lectura, iba a institutos y hablaba con los estudiantes e intentábamos hacer que los alumnos se emocionaran con libros. Fue un verdadero fracaso, porque de 40 alumnos nos hacían caso 2. Llegué a una conclusión que puede resultar muy brusca pero hoy en día prácticamente todo el mundo tiene acceso a la lectura, a los libros, a bibliotecas. Todo el mundo sabe leer. No es como hace muchos años en España, que había una población analfabeta. Ahora todo el mundo tiene acceso a la cultura. Puede que suene muy brusco, pero quien no quiere leer, se lo pierde. Leer es uno de los mayores placeres que puede tener el ser humano. Te trasladas a otro sitio, estás aprendiendo, buceas en la manera de ver la vida de otros seres humanos. Quien se quiera perder todo eso es su responsabilidad. Estar todo el tiempo intentando hacer campañas y movimiento para que se lea a mí me resultó muy agotador. Quizá no sea muy objetiva porque la experiencia fue muy dura.
14.- ¿Y no crees que es un problema de base? Por ejemplo, en los colegios quitar todas esas lecturas arcaicas para un adolescente, que se tenga que leer El conde de Lucanor y que no se disfrute por ejemplo de Juego de tronos o de otras lecturas mucho más amenas, cercanas y con los problemas de la vida diaria de un adolescente y no de un conde del siglo XIV.    Es que nosotros en bachillerato leíamos todas las lecturas obligatorias pero también las que nos interesaban. Y cuando yo terminaba mis ejercicios me ponía a leer Shidarta en clase, que estaba de moda, que por cierto la profesora me regañó. Pero lo que te quiero decir es que puedes leer esas lecturas obligatorias y tener tiempo para leer otras que no son obligatorias. Yo creo que lo interesante es hacer ver que la literatura te aporta otros mundos, te lleva a otras vidas, te forma el pensamiento, te hace ser más crítico, te hace más flexible, menos radical. Creo que la tradición literaria universal hay que aprenderla en el colegio, para mí es esencial tener esa base y luego se pueden alternar lecturas obligatorias con otras que no lo sean. Todo lo que se le pueda aportar a un cerebro joven, bienvenido sea.
15.- ¿Cómo describirías el sector editorial en nuestro país?    Es maravillosamente rico. Yo me he dado cuenta en los últimos años, quizá por mi trabajo y mi profesión, de lo que es entrar en una librería y querer llevarte la mesa de novedades. Es apasionante. Yo no creo que haya demasiados libros ni que se publican demasiados títulos. Yo creo que esta riqueza que tenemos ahora mismo de oferta editorial (títulos, traducciones, calidad) es el paraíso.
16.- ¿Qué opinas de los editores que piden dinero por editar tu obra? 

     Es algo que nunca he entendido porque después de que el autor ha trabajado en su libro años y que tengas encima pagar para ver ese texto publicado me parece bastante incomprensible, excesivo. Habrá quien me diga, es que si no se paga no se publica, bueno, pero hay otra manera de perseverar y el criterio de un editor no es el criterio de todos los editores. Hay que tener paciencia y escribir mil veces."La poesía está muy vinculada al género autobiográfico"
17.- ¿Te sientes orgullosa con todo lo que estás consiguiendo?    Se suele comentar que del último libro es del que nos solemos sentir más orgullosos, pero siempre estás pensando en un próximo libro. Hay que hacer promoción y defender el libro que acabas de publicar, pero mentalmente ya estás en el siguiente. No me autorrecompenso nunca. Las respuestas de los lectores suelen ser muy agradables. Muchas veces pienso que la gente es muy amable con las críticas. He estado 12 años sacrificando otras cosas por escribir, y eso debería recompensarlo, pero no termino de creérmelo.
18.- ¿Te sientes cómoda en el escaparate literario español?
   A veces se producen situaciones muy antitéticas Lo normal es que una esté en casa o en la editorial muy concentrada en su trabajo, reclamando silencio, muy centrada en los personajes, en la atmósfera. Y de reprente salir, contarlo y exponerte y formar parte de ese proceso de promoción y que hagan entrevistas y fotografías, etc., no deja de ser una relación bipolar, es muy extraño. Pero al final lo agradezco. Cuando contactas con los lectores y descubres distintas interpretaciones, entras en otro proceso distinto y muchas veces aprendes cómo enfocar lo siguiente que vas a hacer.    Cuando empecé a escribir y leía tanto de pequeña era en gran medida porque no quería tener un jefe, no quería trabajar con compañeros, no quería depender de nadie y por eso en parte decidí hacerme escritora. Yo quería una profesión que dependiera solo de mí. Para escribir estás sola y eso es lo que a mí me gusta.
19.- ¿Qué libro nos recomendarías?   Iris Murdoch me apasiona. Te hace reír, llorar, te sorprende. Es muy inteligente con los argumentos que utiliza. Tengo la suerte de poder publicarla en Impedimenta. Pero el primer libro con el que yo lloré siendo muy pequeña, que lo regalaban con unos tebeos, era de una edición de Bruguera, y es Primer amor de Iván Turguénev.
Entrevista realizada por María Bravo
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