Pilar sanabria cañete

Por Acalvogalan











Mencionada por:
Joan Gonper

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Joan Gonper .
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Bio-biblografía
Nacida en Córdoba en 1963. Periodista Radiofónica en la cadena ONDA CERO RADIO. Ha publicado libros como: “La Tregua del Barro”, “Niebla”, “Piscis de Ceniza”, “Ley de Vida”, “Versos Yacentes”, “El Intenso Tiempo de las Dunas”, “Parte de Guerra”, “Diacronías”, “Corpus Anima”, “La Cercana Lejanía”, “Efectos Personales”, “Estado Natural”, “Códigos y Espías”. Incluida en más de treinta antologías. Fue la antóloga de “Estirpe en Femenino. 28 Poetas Cordobesas” (primera antología de escritoras de Córdoba, en el año 2000). Asimismo ha coordinado las antologías “Tintas para la Vida. Antología de poetas cordobeses por la Donación de Órganos”en sus dos ediciones. Obtuvo el Premio Mujerarte en 2002 y el XXIII Premio de Poesía Juán Bernier que convoca el Ateneo de Córdoba en 2008. Ha coordinado diversos ciclos poéticos en su ciudad y es jurado de distintos premios literarios. Es fundadora del Colectivo Abierto de Poetas Cordobesas. Ha participado en Cosmopoética en diferentes ediciones y recita en el Circuito Andaluz de las Letras.
Poética
DEBE ESTAR EL POEMA:
Me inflamo en una cárcel de sangre, morada de vaho mi cuerpo, mercadería sin fulgor, goteo desde el grifo de la infancia. Me alcanza desprevenida un cierzo sin ternura, busco el mar aquel de muchacha primera, en mí han crecido aves de escombro y huéspedes de escarcha, son aquellas olas sílabas de lenguajes desterrados.
Y aquí estoy en esta lumbre de papel, abrevadero de bellezas, poema de bitácora y semilla que debe estar en el mundo agravando el aroma del frío.
Aquí debe estar, isla esparciendo islas, aconteciendo anclas. Debe estar, quedarse en las sábanas de mi madre, en los pliegues de la mujer que me ama.
Debe estar en un Enero sin nidos, descendiendo sobre Agostos de sed.
Debe estar, quedarse, rociar de espuma cada día sin aliento. Es dueño. Llega tarde o temprano. Llega para quedarse en tu boca. Alimento de mi cauce.
Poemas
ALGUIEN ESPERA
Alguien espera
en una privación delirante,
al precio de la nada rasante,
con la disciplina de la sed
de interrogaciones indómitas.
Alguien extirpa
el cristal de una caricia
en el hedor ardiente
de una casa desvelada,
de un insomnio de carcoma.
Su vivir de máscaras domésticas,
de tiránicos ritos de trajes y tedios,
la furia de su orfandad,
ese vivir que solo aguarda
el descrédito de los relojes
es una coartada más,
devorante indicio que no sacia.
(Inédito)
INVENTOS
Con el tiempo sólo se vive para inventar rincones, noches repetidas como metáforas militares, inventar ambiciones lascivas con la mente de un enfermo derretido en los pasillos de un pabellón olvidado, inventar besos políglotas en las lenguas interculturales de mujeres lapidadas en los cinco continentes.
Inventar otros poemas que no nazcan de temblores de dioses inculcados. Inventar morir originalmente sin ser la víctima de un crimen pasional. Sólo se vive para inventar ciudades invisibles para no habitarlas emulando a Italo Calvino, inventar otros cantos que salgan de las uñas sin ser cegadoras marchas marxistas, inventar la más absoluta pornografía como sustituta de los recuerdos de esquina.
Inventar francotiradores para el amor tras cada ventana, la colosal perplejidad de la muerte que no lo espera. Inventar un nihilismo, ¡por fin! al que coronar como al soberano que no abdicará nunca.
Inventar la mugre más contagiosa para acunarla amorosamente como en la bolsa de un canguro, para vigilarla con fauces policiales y lodarnos en esa nueva náusea superando a la de Camus. Inventar un deshecho de invento para el garfio de esa sonrisa, dibujo impregnado en la tapicería de nuestras vidas. Esa que no reponemos en las rebajas de Ikea.
(Inédito)

INCLINACIÓN NATURAL
Me presenté a la vida con una piel como espejismo, capturando sus nudos, bebiendo vidrio en cada vientre de esas muñecas homeopáticas con bocas zen dosificando mi cadáver.
Ellas, las de apariencia infantil han impactado contra mis caminos de escarcha. Ellas, las mismas que yo del Paraíso me entregaron su mercancía de manzanas, me traspasaron una culpa de carne. Ellas transitaron por mi orfandad humana como serpientes en mis vigilias de música.
Ellas en tantos lechos me escanciaron sus simientes y una lluvia de pezones de metal sobre los ojos.
Ellas mi hicieron kamasutras infinitos de café, su éxito de taquilla, sus rincones prestados y enteros de evasivas en noches de rock y bourbon.
Ellas reponen películas de amor con vagos guiones en la sesión golfa de mi cuerpo.
Ellas aprietan el gatillo de mis puritanos suicidios. Ellas han soportado mi filosofía barata después de la quinta copa en los after-hours. Ellas han sido mis Isadoras, mis Billies Holiday danzando y cantando, duplicándome la sombra en esa crueldad de lo invisible. Son un fenómeno biológico: mi inclinación natural.
(Inédito)