Es una hermosa playa a unos 60 kilómetros de Natal cuyo nombre viene del tupí guaraní: “Maracayá o Mbaracayá”, gato y “ú”, oscuro. Los guías comentaban que antiguamente era una región donde se veían, entre la vegetación, unos gatos selváticos, pero actualmente es difícil verlos.
Es una excursión cuyo punto fuerte es nadar en las piletas naturales que se forman en las barreras de corales cuando baja la marea.
Buscan del hotel a las 6 AM para un desayuno básico en el local donde se toma los catamaranes o las lanchas rápidas rumbo a las barreras de corales, donde dan las recomendaciones básicas de conservación de no tocar, no pisar los corales pues algunas especies, crecen medio centímetro por año, etc.
Los catamaranes tardan unos 40 minutos en llegar y las lanchas para unas doce personas tardan unos quince minutos, pero con la velocidad y lo movido del mar, es necesario tener una cintura o una columna de acero en especial para los que van al frente o en la proa, donde a lancha recibe golpe tras golpe al atravesar las olas. Embarazadas y gente con dolores de huesos deberían ir en los catamaranes, lo digo pues no avisan.
Se llega a un lanchón que hace de puesto fijo en el área de corales. Es posible realizar prácticas de buceo con cilindros con un costo de unos US$ 40.
Para los que optan por el snorkel gratuito se dispone de máscara y tubos. Para los que no están habituados a esta práctica, implica tragar una buena cantidad de agua salada antes de acostumbrarse, pero luego se torna fácil.
Son aguas donde no se hace pie, por ello el cansancio natural puede ser mitigado con un salvavidas de cintura.
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