Solamente los vascos cocinan con tanta sencillez los mejores productos que les da la tierra y el mar… Los pimientos del piquillo, aquí (en Valencia) los encontramos enlatados o enfrascados en vidrio. Están muy buenos, sí, pero no son los pimientos de piquillo que se asan a decenas, centenas o miles en los pueblos navarros y del resto del norte de nuestra todavía indivisible España.
Los vascos tienen fama de buena cocina, porque -evidentemente- se la han ganado a pulso… tienen un sexto sentido incorporado a los del sabor y olor, con el que casi nacen bajo el brazo. Pero también es igual de cierto que los productos de los que disponen son excelentes, inmejorables. Y eso (que no lo digo yo, que lo sabe todo el mundo), es fundamental para conseguir unos resultados óptimos (vamos, como del mismo centro de Bilbao!… je, je, je…)
Mi amiga Manu es de Bilbao, pero no vive allí. Se vino a Valencia y se quedó, como se queda la mayoría que marcha de su hogar natal pensando que volverá y ya solo asoma el morro de visita: porque echó raíces.
Lo mismo le pasó a mi amiga Charo: se fue a San Sebastián persiguiendo un sueño. Ese sueño tiene nombre y apellidos y a día de hoy son ya los papás de una parejita maravillosa que no levantan entre los dos un par de metros del suelo.
Da igual irse a otro lugar; lo importante es saber dónde está tu sitio, quién eres, qué quieres y apostar por ello. Lo importante es estar bien, adaptarse y VIVIR. Creo que las dos lo han conseguido.
Cuando hice por primera vez estos pimientos del piquillo con bechamel de calamar y salsa de su tinta (menudo nombrecito le he puesto!! ja, ja), me acordé de las dos: de una porque siempre echa de menos su tierra, cosa que oigo muy a menudo; y de la otra porque no la oigo a penas, la que la echa de menos soy yo, pero tiene la suertaza de que su chico pertenece a una sociedad gastronómica vasca, de esas donde van a disfrutar de cocinar con los amigos… ellas solo van (y no siempre) a disfrutar de lo que cocinan ellos…
La receta la cogí -como no podía ser de otra manera- de uno de los mejores cocineros vascos que existen en el panorama español, archiconocido presentador gastronómico y que ya hace mucho se metió en el bolsillo a los telespectadores de cualquier condición: Karlos Arguiñano. Un crack, al que le doy las gracias por poner tan fáciles las cosas a las amas de casa y a quien tenga ganas de arremangarse en la cocina… Ah! Y por el humor que le acompaña desde el primer día que hizo aparición.
Un beso muy fuerte a mis queridas amigas, a la vez lejos y cerca de su tierra, porque tienen su corazón repartido entre la ciudad y las personas de su juventud, y el lugar donde viven hoy con los que más quieren. Tomaros estos pimientos rellenos y veréis cómo se os va la morriña.
Receta Pimientos del piquillo con bechamel de calamar y salsa de su tinta
Según la forma tradicional
Ingredientes (para 20 pimientos)
20 Pimientos del piquillo
600 g de calamares
1 cebolla grande
2 cucharadas de salsa de tomate
2 dientes de ajo pelados
1/2 vaso de vino blanco
Aceite de Oliva Virgen Extra (AOVE)
Sal
2 sobres de tinta de calamar (puede ser la natural del calamar, pero si lo compramos limpio, venden tinta envasada fresca y congelada)
Preparación
Picamos la cebolla y los dientes de ajo y los ponemos a sofreír con un buen chorro de AOVE y una pizca de sal. Cuando la cebolla esté blandita y empiece a dorarse, agregamos la salsa de tomate, mezclamos bien y dejamos 5 minutos todo el conjunto a fuego muy lento.
Pasado ese tiempo, disponemos en la misma sartén los calamares y los sofreímos junto con el tomate y la cebolla. Subimos el fuego y regamos el conjunto con el vino blanco. Dejamos así un minuto y medio para que evapore el alcohol y volvemos a bajar el fuego, dejando que cocine todo junto durante unos 10 minutos aproximadamente. Si vemos que nos quedamos sin caldo, podemos añadir un poco de agua (no demasiada, sino la salsa no quedará con la textura deseada).
Una vez tengamos los calamares cocinados, los sacamos y los picamos finamente. Reservamos.
Por otra parte, cogemos la tinta y la agregamos a la salsa que queda en el fuego, mezclamos bien y dejamos un par de minutos más a fuego lento. Después, retiramos del fuego y trituramos. Esta será nuestra salsa. Reservamos.
En una sartén limpia, preparamos la bechamel, conforme ya os indiqué en la receta del enlace. Antes de retirar la sartén del fuego, añadimos el calamar picado que tenemos reservado y mezclamos bien. Este será el relleno de los pimientos.
Con la ayuda de una cuchara, vamos rellenando los pimientos del piquillo con la salsa bechamel mezclada con el calamar y vamos depositando en una bandeja de barro. Podemos conservar en la nevera hasta su consumo, cuando los calentaremos al horno, tal cual.
La salsa, la serviremos en un recipiente independiente, calentada previamente al baño María. Cada comensal que se sirva la que guste.
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