pinceladas de color

Por Aceituno

El color aparece donde menos te lo esperas. En primavera mucho más, claro, pero el color de la primavera es demasiado literal y lo vemos venir, sabemos que se repite cada año y no nos pilla por sorpresa. Yo me refiero a ese color que no es literal, ese color que aparece de repente en forma de sonrisa o de mirada, esa pincelada maravillosa e inesperada que a veces nos regala la vida.

En mitad de una semana gris, en una ciudad gris, con un trabajo gris en lo que viene siendo un puto día de mierda, de pronto un compañero nos guiña un ojo y nos sonríe, o nos consuela con un golpecito en la espalda y unas palabras de ánimo, o una amiga ríe a carcajadas ante alguna ocurrencia nuestra. Claro que hay que estar atento para no dejar escapar esas pinceladas de color. Si no, se esfumarán y pasarán de largo sin pena ni gloria, sin que nadie las haya disfrutado y nuestro día permanecerá aún más gris.

Son muchas las realidades que dependen de nuestra predisposición y ésta es una de ellas. Quien esté preparado para recibir esos pequeños ramalazos de color, sin duda recibirá más. Lo que no sirve es permanecer obcecados en nuestra propia pesadumbre, revolcándonos en nuestra desgracia y estar todo el día encabronados, refunfuñando y echándole la culpa a los demás, o a los cielos, o a quien coño sea. Eso no nos conduce a ningún sitio. Tan sólo logramos echar más leña al fuego y alimentar a los demonios. Si no paramos de lamentarnos por nuestra suerte, no podemos estar atentos a los pequeños cambios que suceden a nuestro favor, a esas simples notas de color que nos cambian el día (ese gesto amable, esas palabras de ánimo, esa sonrisa inesperada) y nosotros mismos terminaremos por cerrar todas las salidas.

Quien lo haya experimentado sabe perfectamente que lo que digo no es una exageración optimista, sino una verdad como un templo: un pequeño gesto a veces es suficiente para cambiar el carácter del día entero. Y otra verdad: un par de palabras de ánimo dirigidas a alguien encabronado constantemente, no sirven de nada.

También la fotografía ofrece notas de color inesperado con bastante frecuencia. En este caso, estas dos imágenes corresponden a los faros de un coche, esos faros delanteros totalmente blancos. Al saturar completamente cada foto aparecen los colores que reflejaban los faros en el momento de la toma, pero que el ojo humano es incapaz de ver a simple vista. Ya en alguna ocasión he subido imágenes parecidas porque me gustan mucho, son sorprendentes y muy bonitas. Y además tienen la magia de la abstracción que no es más que poesía visual contemporánea. Otra pincelada de color para el día de hoy.