El domingo los catalanes fueron llamados a las urnas para elegir, tan sólo dos años después, un nuevo parlamento autonómico. Se trata de un adelanto electoral suscitado por los mismos motivos que llevaron a Núñez Feijoo a adelantar las elecciones en Galicia. El temor a que el desgaste por los recortes en servicios sociales pasase factura a la formación en el poder. Pero hay una gran diferencia entre Mas y Feijoo: éste demostró conocer a su electorado mucho mejor que su homólogo catalán.Tras tres rondas de recortes y una hacienda en quiebra técnica, Artur Mas vio en la manifestación de la fiesta local catalana una oportunidad de oro para reeditar la mayoría parlamentaria por cuatro años y superar sin obstáculos lo que se prevee que va a continuar la crisis.Intentó esconder en la senyera la quiebra de la hacienda catalana, se travistió políticamente e intentó dar la vuelta a su partido que vio con no pocos recelos el plan arriesgado de Mas, principalmente el líder de Unió, Durán i Lleida, que criticó en varias ocasiones lo arriesgado de la operación.Así que el bueno de Artur, maleta en mano, viajó a Madrid para obtener del PM la consabida negativa al pacto fiscal. Esta fue la excusa para convocar elecciones. Unas elecciones que, con la ayuda inestimable de la prensa nacional e internacional, se polarizaron y redujeron el debate a la secesión escondiendo bajo la alfombra los temas sociales y económicos.Artur Mas intentó internacionalizar la campaña electoral (que no el conflicto) con fracasados viajes a Rusia y a la UE donde varios dirigentes rehuyeron la fotografía con el dirigente regional. Entendió lo difícil de la tarea al no contar con la ayuda de Exteriores y regresó con mas problemas que soluciones, al volver con la convicción de que una Cataluña independiente estaría fuera de la UE, cosa que hizo que Mas matizase su discurso.Pero hubo un hecho que resultó ser trascendental en medio de la campaña y que cambió el paso a CiU, la Huelga General del 14N, devolviendo la crisis económica y la precariedad de los servicios sociales regionales al tapete. Pareció que CiU no captaba el mensaje y su campaña siguió la misma estrategia. Hoy el President sin duda se ha dado cuenta de su error.
El domingo los catalanes fueron llamados a las urnas para elegir, tan sólo dos años después, un nuevo parlamento autonómico. Se trata de un adelanto electoral suscitado por los mismos motivos que llevaron a Núñez Feijoo a adelantar las elecciones en Galicia. El temor a que el desgaste por los recortes en servicios sociales pasase factura a la formación en el poder. Pero hay una gran diferencia entre Mas y Feijoo: éste demostró conocer a su electorado mucho mejor que su homólogo catalán.Tras tres rondas de recortes y una hacienda en quiebra técnica, Artur Mas vio en la manifestación de la fiesta local catalana una oportunidad de oro para reeditar la mayoría parlamentaria por cuatro años y superar sin obstáculos lo que se prevee que va a continuar la crisis.Intentó esconder en la senyera la quiebra de la hacienda catalana, se travistió políticamente e intentó dar la vuelta a su partido que vio con no pocos recelos el plan arriesgado de Mas, principalmente el líder de Unió, Durán i Lleida, que criticó en varias ocasiones lo arriesgado de la operación.Así que el bueno de Artur, maleta en mano, viajó a Madrid para obtener del PM la consabida negativa al pacto fiscal. Esta fue la excusa para convocar elecciones. Unas elecciones que, con la ayuda inestimable de la prensa nacional e internacional, se polarizaron y redujeron el debate a la secesión escondiendo bajo la alfombra los temas sociales y económicos.Artur Mas intentó internacionalizar la campaña electoral (que no el conflicto) con fracasados viajes a Rusia y a la UE donde varios dirigentes rehuyeron la fotografía con el dirigente regional. Entendió lo difícil de la tarea al no contar con la ayuda de Exteriores y regresó con mas problemas que soluciones, al volver con la convicción de que una Cataluña independiente estaría fuera de la UE, cosa que hizo que Mas matizase su discurso.Pero hubo un hecho que resultó ser trascendental en medio de la campaña y que cambió el paso a CiU, la Huelga General del 14N, devolviendo la crisis económica y la precariedad de los servicios sociales regionales al tapete. Pareció que CiU no captaba el mensaje y su campaña siguió la misma estrategia. Hoy el President sin duda se ha dado cuenta de su error.