Hablar de disco conceptual es un factor inherente cuando se quiere abordar The Wall. Ya que no siendo necesariamente el mejor disco de Pink Floyd y ni siquiera el mejor logrado en ese enorme nicho de los álbumes conceptuales, si resulta el mas representativo y el mas popular del genero. La imagen del muro conformado por miles de ladrillos, imitando la alienación humana y la muralla imaginaria que se interpone en las relaciones interpersonales de la posmodernidad es de fácil asimilación y para cuajar aun mas la idea, se vería reforzado por sucesos tan icónicos del siglo XX como la caída del muro de Berlín, creando un concepto que creció incluso a la par de la ambición artística que Roger Waters puso en el.
Su hechura puede tener algunos baches, como la poca cohesión interna que tenia Pink Floyd en el instante en que el álbum ya estaba naciendo. De hecho la dictadura de Roger ya dejaba los primeros estragos con un Wright acreditado como músico de soporte en vez de parte del grupo y la poca intromisión que tuvieron los restantes Mason y Gilmour (aunque este ultimo se las arreglaría para meter la excelente “Comfortably Numb”). Lo segundo y me parece lo casi único reprochable, es el haber estirado en demasía la extensión del álbum que perfectamente podría haberse reducido y no haber hecho un disco doble con inclusiones innecesarias. Y esos serian sus únicos defectos… rebuscar imperfecciones es en si, un ejercicio majadero.
Por lo demás ¿Que lo hace tan popular? ¿Tan icónico?. Para eso hay que ir por partes, The Wall en si es un maquinaria tremenda, un monstruo de la música popular que se ve complementado por diversas facetas. Una importantísima es el frente cinematográfico, la película de 1982 guió toda la imaginería intangible de la música a un frente visual que hilaba en su metraje imágenes de una fuerte connotación grafica. El segundo frente es en el que se idea como un espectáculo. Para realzar la historia tras el doble LP, la puesta en escena de esta respondía (para la época) con una propuesta escénica colosal, donde no se dejaba clavos sueltos e infería tintes de grandilocuencia al show. Posteriormente retornaría la función, ya complementada por las tecnologías que los nuevos tiempos van inyectando en la capacidad impresionista de la obra. El tercer frente y es quizás el mas relevante musicalmente, The Wall pese a caer inquietantemente en el genero del “progresivo” y de hecho cometer ciertos pecados que este conlleva , consigue eludir ese aparente aroma maquinal e inhumano que despiden la mayoría de discos de esta índole. Será porque la abrumadora y retorcida historia de Pink con una madre sobreprotectora (Mother), un padre muerto y ausente (In the flesh), la infidelidad derivada en soledad ( Don’t Leave Me Now) o temas mas globales como la mortandad bélica (Goodbye Blue Sky) , consiguen conmover ,no reduciéndose a ser abordados de forma fría o lejana. O tal vez será porque este guión semi-biográfico de Roger Waters tiene necesariamente esa peligrosa dosis de realidad impresa a plenitud .No obstante aun con todos esos frentes lo medular sigue siendo la música (hay mucho detractor del disco conceptual en si, ya que se asevera que el rock no necesita de una historia para ser tomado como arte, siendo solo degradado por esta practica), y es cierto, teniendo todos estos añadidos es real que la atención se la sigan llevando las canciones. Aun cuando resulte inimaginable sin toda la amplitud que le concede la tranversalidad artística de las demás facetas¿Y de las canciones que? Bueno segregando las viñetas que sirven de nexo al guión, hay canciones realmente relevantes y que perfectamente funcionan fuera como “In The Flesh” que ha de ser de aquellas aperturas gloriosas donde pone inmediatamente la atención con un riff gravitante e impregnado de atmósfera pesada. “Comfortably Numb” una pieza absolutamente relevante donde Gilmour consigue hacer recitar a su guitarra en un solo brillante, de esos contados casos donde basta con seis cuerdas para hacer soñar al receptor. Una cosa peculiar del sonido del disco es esa mezcla de Funky en el bajo y cierta gravedad en la guitarra, como se ve en la mítica “Another Brick in The Wall part II”, “The Happiest Days” o “Young Lust”, pura alquimia musical. Los teclados también tienen un sitial relevante como se ve en la preciosa “Thin Ice” o la conmovedora “Don’t Leave Me Now” . Y aun habiendo una preponderancia por el sonido “grande”en el sentido de generar ambición, hay cabida para temas acústicos como la desnuda “Mother”, donde la guitarra folk y un narrador aterrador pueden más que la electricidad. Y claro seria injusto el no mencionar “Hey You” que también juega con armonías de cuerdas y unin crescendoen segunda persona que llega de lleno, una tal vez de las pocas excepciones en ese nudo “experimental” de la segunda parte del disco.Ya para cerrar ideas, The Wall es tan trascendental para la música como ICONICO y el eludirlo es tan reprochable como el aseverar una perfección inexistente, no se trata de ser fundamentalistas floydianos, es cosa de posicionar bien este trabajo, que si bien musicalmente tiene ligeras imperfecciones y puntos tan altos que rozan el techo de lo hecho por el mundo del rock, culturalmente ya es tan gigante su influencia, legado y contenido, que hay que ser cuidadoso con su análisis. Cada recoveco guarda aristas nuevas, cada línea puede tener una sorpresa que cambie el total..o como mejor se describe, en esta obra cada ladrillo cuenta.Por Francisco Silva.