Pinochos

Publicado el 04 marzo 2011 por ArÍstides


FALTA FINURA (en referencia a la política española) de J. Andreotti

Dentro de pocos días comenzará la campaña electoral para elegir a unos candidatos que durante los cuatro años anteriores han exhibido el banderín de la corrupción por los cuatro rincones del reino. Nos dirán exaltados que nuestro voto es más importante que nunca, que se juega el futuro del país, que están para servirnos…; en fin, volverán con la misma retahila de siempre para convencernos de las virtudes del sistema democrático y de lo bueno que es para la ciudadanía. El mismo rollo, parecidos eslóganes y las mismas armas arrojadizas de siempre.

Nos invitarán a depositar nuestro voto por el bien de la democracia, pero son ellos los que luego no la ejercerán en sus partidos o en sus consignas partidistas. Del mismo modo, en vez de dejar vacíos los escaños que no les corresponden, como son los de la abstención, en un ejercicio de intrusismo político se arrojarán su representación. Una vez elegidos olvidarán las promesas realizadas practicando pactos contra natura, con el fin de seguir en el machito del poder. Desde entonces tendrán carta blanca para hacer y deshacer a su libre albedrío, olvidando que la democracia también se ejerce consultando al pueblo las grandes políticas del país o dándole silla en los consejos, por ejemplo, de barrio.

Hablarán de ser los representantes de la voluntad popular, pero muchos de ellos limitarán la entrada a los plenos o los realizarán a unas horas en las que la ciudadanía no pueda acudir. Gobernarán siguiendo decisiones partidistas bajo el eslogan de “hacerlo para el pueblo”, pero sin tener encuenta a las asociaciones de vecinos o a las entidades civiles. Dentro de pocos días comenzarán una loca carrera para convencernos de su simpatía y también de su cercanía a los problemas de la gente; pero, una vez conseguidos sus votos, los exhibirán como arma arrojadiza y se servirán del entramando político que les protege para seguir con el amiguismo y el descaro de la corrupción, que arde a fuego vivo mientras niegan sus vergüenzas con acusaciones mutuas.

Practicarán jornadas laborales más cortas que las de los controladores aéreos, gestionarán ingentes recursos sin la capacitación necesaria y gastarán sin disponer de experiencia financiera a la altura de las partidas presupuestadas. Muchos de ellos vivirán durante toda su vida al arrimo del poder y otros muchos gobernarán sin haber trabajado antes en ninguna empresa. Lo harán con el don de la ubicuidad, más pendientes de las rencillas internas del partido, de su colocación en las listas o de estar bien posicionados dentro de él. Dentro de pocos días proclamarán en sus campañas el valor de esa democracia que luego ellos convierten en reinos de taifas durante el tiempo que dure la legislatura. Es así, y en estos momentos las maquinarias de los partidos están engrasadas para ejercer la descalificación del contrario, realizar promesas que no piensan cumplir y subir a los ciudadanos a unos altares de los que nos bajarán en cuanto salgan elegidos. Fin.


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