Y era una apuesta complicada, ojo, que la presión de haber ganado el III Premio FNAC/Sins Entido con esta propuesta podía ser una peligrosa arma de doble filo: la tentación de abandonar su originalidad para transitar por caminos más fáciles (y comerciales) tenía que ser grande, pero Hernández la sortea con elegancia, matizando y reduciendo la aparición de mil tramas en segundo plano que se había convertido en una de sus características argumentales para apostar por una mayor desarrollo de los personajes (imposible, eso sí, superar al hombre afectado de gigantismo disfrazado de muerte bergmaniana de su anterior obra, una de esas presencias magnéticas que justifican una obra por sí mismas) y de unas pocas situaciones selectas. Sigue, eso sí, con un debe en las historias largas: redondear el nudo de su historia. ¡Pintor!, al igual que pasaba en Suéter, parece desinflarse tras un arranque espectacular, aunque en este caso se compense con el acierto de un desenlace que ya si controla a la perfección, alzando el vuelo de la historia y consiguiendo un nivel de sorpresa casi simétrico al de inicio.
La progresión de Esteban Hernández sigue imparable, ¡Pintor! es sólo una etapa más – notable y muy recomendable, eso sí- de un autor llamado a darnos muchas alegrías. (3)
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Entrevista a Esteban Hernández