Pío Baroja y Rubén Darío: la miga y la pluma

Publicado el 02 febrero 2018 por Desequilibros
- Pio Baroja es un esritor de mucha miga; ya se conoce que es panadero.
- Rubén Darío es un escritor de mucha pluma. Ya se conoce que es indio
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Rubén Darío nació en Nicaragua, en la ciudad de Metapa (rebautizada en 1920 como Ciudad Darío, a ver si adivinan por qué) y se le considera, con razón, el máximo exponenete del modernismo literario en lengua castellana. Periodista y Diplomático, su relación con España fue intensa, primero como enviado especial del diario La Nación para cubrir la situación española tras el "desastre del 98" y posteriormente como embajador de su país en Madrid.
Contemporáneo de la Generación del 98, Darío mantuvo buenas relaciones con algunos miembros de esa generación, como con Valle-Iclán o los Machado; pero con otros… digamos que no, como con Unamuno o Baroja. En realidad, don Miguel y don Pío no se llevaban bien con casi nadie.
Y ambos tuvieron sus más y sus menos con o por don Rubén. Uno de los "menos" más notable fue el protagonizado por Unamuno y Valle-Inclán pero con Rubén Darío como punto protagonista. El poeta nicaragüense era un declarado admirador del escritor bilbaino. Pero el sentimiento no era mutuo. Un día, en una tertulia, Rubén Darío estaba elogiando a Unamuno cuando uno de los presentes tuvo a bien sacar un artículo de Don Miguel en el que, entre otras lindezas, decía de Darío que todavia se le notaban las plumas de indio que lleva dentro de sí.
Unos días después, la respuesta de Rubén Darío fue, sin rencor, anunciar en esa misma tertulia su decisión de enviar a Unamuno una carta en la que le indicaba que va a remitir al diario con el que colaboraba el artículo elogioso que tenía escrito sobre él: "y firmo esta carta con una de las plumas de indio que, según usted, aún llevo dentro de mí". Todos aplauden la inicitiva, Valle-Inclán entre ellos.
Unos meses después Valle-Inclán y Unamuno coinciden y éste le narra a aquél la "cosa notable y desconcertante" que le habia sucedido con Rubén Darío. Don Ramón, que había vivido en primera persona los hechos, y buen amigo e don Rubén, le espeta a don Miguel una sentencia para enmarcar:
"El suceso, amigo don Miguel, no tiene nada de notable y menos de desconcertante:
Verá usted: Rubén tiene todos los defectos de la carne: es glotón, bebedor, es mujeriego, es holgazán, etc. Pero posee, en cambio, todas las virtudes del espíritu: es bueno, es generoso, es sencillo, es humilde, etc. 
En cambio, usted almacena todas las virtudes de la carne: es usted frugal, es usted abstemio, es usted casto y es usted infatigable. Y tiene usted todos los vicios del espíritu: es usted soberbio, ególatra, avaro, rencoroso, etc.;
por eso, cuando Rubén se muera y se le pudra la carne, «que es lo que tiene de malo», le quedará el espíritu, «que es lo que tiene de bueno», ¡y se salvará! Pero usted, cuando se muera y se le pudra la carne, «que es lo que tiene de bueno», le quedará el espíritu, «que es lo que tiene de malo», ¡y se condenará!”.
Y concluía Valle: "Desde entonces, Unamuno anda preocupado”.
Pero también Rubén Darío tuvo un edificante intercambio de diatribas con Pío Baroja. Don Pío regentó durante una temporada la panadería en Madrid, fruto de una herencia que recibió de una tía. Este trabajo le valió críticas como "escribe cosas bien amasadas"; y la crítica de Rubén Darío:
- Pio Baroja es un esritor de mucha miga; ya se conoce que es panadero.
En respuesta, Baroja no se ofendió:
- Rubén Darío es un escritor de mucha pluma. Ya se conoce que es indio
A su criterio dejo si la respuesta de Baroja llevaba implícita una alusión a la presunta homosexualidad de Rubén Darío o solo hacía referencia a su condición de nativo americano.
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Para saber más:
• Esteban, José. La Generación del 98 en sus anécdotas. Renacimiento. 2012
• García-Sabell, Domingo. "Valle-Inclán y las anécdotas". Revista de Occidente, nº extra 44-45 dedicado a Valle-Inclán. 1966