Buenos días. Hoy estoy muy contenta, -estresada, pero contenta-, pues esta mañana he descubierto en Twitter que Mar Flores y yo, además de compartir bancada en un evento, tenemos más cosas en común y no me estoy refiriendo a nuestra belleza descomunal, nuestro cuerpo de escándalo y nuestra intensísima vida social. Además de todo esto, ambas tenemos niños, pediculosis y, esto ya es lo más de lo más, la misma liendrera de última generación. Me ha dado tal subidón descubrir tamaño paralelismo, AQUÍ lo podéis ver, que no me he resistido a hablaros de ello.
No sé si recordáis que hace unos días puse en Facebook una foto del Mindu y su pelucón. Os contaba que, de cara a la inminente Primera Comunión, yo tenía intención de cortarle un poco el pelo. Sin embargo la tenaz, criatura ha opuesto tal resistencia que esta madre, cansada de tanto diálogo infructuoso, ha estado a punto de tirar la toalla y cambiar el corte de pelo por una insulsa coleta de caballo. Digo lo de insulsa porque, siendo niño con “o”, no me parece apropiado ponerle un lazo -aunque sea a tono con la corbata- y una coleta sin lazo, pienso yo, es como un paisaje sin luz, un día sin sol, un rostro sin sonrisa…
Pero, amigas mías, la situación ha cambiado dramáticamente. La foto de mi hijo ahora mismo es esta:
¿Cómo me he dado cuenta? Pues porque hace un par de días llegó un mail del cole cuyo asunto era: PEDICULOSIS. Ni los abro. Con leer “pedicu..” ya sé de qué estamos hablando. Pudieráis pensar algunas que no hace falta esperar al comunicado escolar para saber cuando tu hijo tiene invitados en la cabeza. Cuando un niño empieza a rascarse la cabeza ya hay sospecha de delito. Tenéis razón, pero en el caso de mi benjamín yo creí que los picores estaban asociados a la transpiración capilar propia de tamaña cabellera.
Craso error. No hay transpiración, hay piojos. Nada de “pipis”, piojos con todas las letras.
Y aquí es donde yo me crezco, me animo y me digo a mí misma: si tengo la misma liendrera -NITVIEW- que la modelo…
la desparasitación va a dejar de ser un calvario para pasar a ser el colmo del glamour. El Mindu ha tenido suerte, va a salvar su bonita cabellera.
La liendrera que Mar Flores y yo compartimos es tiene muchas ventajas. La publicidad del producto dice lo siguiente:
1. Mis hijos se quejan menos porque dicen que les hago menos daño -yo es que soy muy bruta- con ella que con las de siempre. Puede que sea verdad pero lo que yo creo es que les hace más gracia porque es eléctrica y, ya se sabe, a los niños todo lo que lleve pilas o batería les gusta más.
2. Mi creciente e imparable presbicia. Seguro que esto no lo comparto con mi “compañera de liendrera” pero, en mi caso es una terrible realidad: de lejos siempre he visto faltal -miope desde los 9- pero es que ahora, de cerca, veo peor. Por ello, todo lo que me facilite la visión, y Nitview lo hace porque “me ilumina al piojo”, me viene de perlas.
Y desde hoy, y tras mi hallazgo mañanero, tengo una nueva razón para utilizarla. De hecho, creo que debería comprarme un modelo nuevo para la próxima desparasitación.
En este enlace podéis encontrar más información sobre NITVIEW pero yendo a lo práctico -y porque no quiero ser menos que Mar que también lo dice- ya os digo que el precio es de unos 27 euros y que la podéis encontrar en farmacias, parafarmacias y grandes superficies.