Pioneros de la electromovilidad: la bicicleta eléctrica

Por Ecointeligencia @ecointeligencia

En anteriores entregas en las que hemos hablado de estos precursores de lo que ahora conocemos como electromovilidad, siempre nos habíamos ocupado de vehículos de 4 ruedas, dejando olvidado quizás el artefacto que nos proporciona la movilidad más ecointeligente.

Si, nos referimos a la bicicleta eléctrica. Este vehículo eléctrico consiste en una bicicleta a la que se le ha acoplado un motor eléctrico para ayudar en el avance de la misma.

En la Unión Europea, legalmente tienen la consideración de bicicletas a efectos de circulación, siempre que:

  • Sólo proporcionen asistencia mientras se pedalea. Pueden tener acelerador siempre y cuando este sólo sea efectivo cuando se pedalee. Es lo que se llama pedaleo asistido.
  • El motor se desconecta a partir de 25 km/h.
  • Su potencia no sea superior a 250 W

Quizás puedas pensar que estamos hablando de un invento reciente, pero no es así, ya que la bicicleta eléctrica nació casi al mismo tiempo que la bicicleta tradicional. Si retrocedemos a 1890 podemos encontrar las primeras patentes que se registraron sobre motores de bicicletas eléctricas.

Ya en 1895 a Ogden Bolton se le otorgó en Estados Unidos una patente para una bicicleta de baterías con 6 polos de cepillo, colector de corriente continua y con un motor de cubo montado sobre la rueda trasera de la bicicleta.

En Boston, dos años después fue Oseas W. Libbey quién realizó una bicicleta eléctrica que se impulsaba con un motor eléctrico doble que iba montado en el centro del plato del eje, y cuyo diseño ha inspirado a marcas actuales de bicicletas.

Podríamos considerar que hay 2 tipos principales de bicicletas eléctricas. Lo más habitual es una bici eléctrica con batería recargable mediante un enchufe, pero también hay bicis eléctricas que funcionan de manera muy similar a un coche híbrido, y que recargan la batería por sí mismas, al retener y frenar, sin necesidad de enchufarlas. Se les suele conocer como bicicletas híbridas eléctricas.

Ya en el siglo XX las bicicletas eléctricas comenzaron a tener protagonismo por ser una opción de transporte sencilla y económica

En la década de los 40 del pasado siglo, las bicicletas eléctricas se popularizaron debido a escasez de vehículos motorizados como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial, si bien es cierto que el mayor desarrollo se lo llevó la industria de las motocicletas, pues tuvieron un rol más importante durante la guerra.

En la Europa y Asia de posguerra, debido a la prohibición a países perdedores de la contienda de construir y rearmar su industria aeronáutica, muchos ingenieros que se dedicaban al desarrollo de motores para aviones, vieron una oportunidad en la incipiente industria de las motocicletas, y tímidamente también en el de las bicicletas eléctricas, que se beneficiaron en cierta medida de la innovación en esa industria.

Con la crisis del petróleo que se inició en 1973, las bicicletas eléctricas reaparecieron en la escena ciclista. Las cuestiones ambientales y el cuidado de nuestra salud han reactivado lentamente la comercialización de esta solución de movilidad.

En 1982, el inventor Egon Gelhard desarrolló el pedaleo asistido con el que el ciclista es ayudado mediante tracción eléctrica del motor cuando pedalea. En los 90 y de la mano de Yamaha se popularizó en Japón este sistema que se denominó power assist.

Pero fue la aparición en 2005 de la batería de litio la que dio el espaldarazo definitivo a las ventas de bicicletas eléctricas

En la actualidad China es el mayor productor de bicicletas eléctricas, principalmente destinadas para su consumo interno. Esto no es óbice para que este país exporte cerca de un millón de unidades al año. También Japón e India lideran la producción de estos vehículos, y se estima que más de 120 millones de bicicletas eléctricas se mueven por China.

¿Y tu? ¿Te unes a la movilidad ecointeligente?

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