Director: Rainer Werner Fassbinder
Comenzamos abril. "Pioniere in Ingoldstadt", basada en la obra teatral homónima de Marieluise Fleisser, a quien Fassbinder le dedicó "Katzelmacher" un par de años antes, es la cuarta y última película que el alemán estrenó el '71 (mejor dicho, la última estrenada el '71 que les comento. En teoría debí comentarla antes de "Whity"). El otro día dije que eran cinco pero me equivoqué, mas ahora enmiendo mi error. A partir del próximo martes, les prometo, continuaremos con el año '72 y (casi) todas las películas que vengan después. Nos vamos acercando a las grandes obras maestras, y si para llegar a ellas debemos pasar por tropiezos como la presente película, pues bien valdrá la pena. Una lástima en todo caso.
En la ciudad de Ingoldstadt (no se le nombra pero debe ser esa ¿cierto?) llegan un montón de soldados a ayudar a construir un puente. Las chicas locales, que buscan amor y esas cosas, se ilusionan con que encontrarán a su príncipe azul. No obstante, la vida no es tan fácil. La vida no es como se la imaginan.
Me cuesta querer a esta película. "Pioniere in Ingoldstadt" tiene los elementos que hacen tan característico y reconocible, y por ende único, al cine de Fassbinder, pero, al menos bajo mi punto de vista, ahora sí que carece de la intensa energía que éste le imprime a cada fotograma; el relato y el visionado se tornan cansinos luego de un interesante inicio, da la impresión de que no hay ni tempo ni ritmo, como si la imagen estuviera cansada, fruto de la desidia. Me cuesta creer tal cosa considerando la admiración que Fassbinder le profesaba a Marieluise Fleisser, pero a lo mejor tiene que ver con eso que expondría no mucho más tarde en "Warnung vor einer heiligen Nutte": que su grupo le chupaba la sangre, lo obligaban a grabar muchas películas por año. Vaya uno a saber. El punto es que por primera vez me sentí cansado viendo una película suya, y eso que, en el papel, luce la mar de interesante. Quizás sea muy similar a otras historias ya narradas por él antes, pero la gracia de Fassbinder es que no se repite y, aunque parta de premisas similares, suele otorgar un giro o un elemento novedoso y original, haciendo de cada filme suyo algo único. "Pioniere in Ingoldstadt" ocurre mayormente en la oscuridad de un parque, o si no, en un lúgubre bar o calle de la ciudad. La historia trata sobre soldados que llegan a un pueblo chico, algo que hemos visto bastantes veces ya (tenemos más o menos reciente el visionado de "What price glory", de John Ford), en donde viven mujeres que se ilusionan con que alguno de estos tipos sea el indicado para ellas. Irm Hermann y Hanna Schygulla son dos amigas muy distintas: la primera es desinhibida y se lanza a cualquier soldado que vaya caminando por ahí, incluso aquellos que tienen algo con sus otras amigas; la segunda es inocente, al parecer virgen, y de verdad cree en el amor. Mientras la primera se mete con todos, la segunda tiene un romance con un parco soldado que sólo piensa en el sexo, a la vez que otros soldados de distinto rango causan problemas y tienen rencillas internas (cosas de disciplina, etc.), sin mencionar al tipo rico del lugar y su hijo, un tímido que quiere estar con Schygulla. Es el típico puñado de personajes provenientes de distintas realidades y representaciones de distintos sectores de la superficial y decadente sociedad, en donde los raros son los que sueñan con amar. Y, claro, no es menor el que las mujeres que buscan sexo/amor sean niñeras, nanas, las que se encargan del aseo y la comida, básicamente un instrumento de los hombres poderosos (como el que quiere poseer a Schygulla, cuyo método de conquista es lo material) y un instante de recreación sexual para los soldados. Es la lucha que Fassbinder ha señalado como fundamental en la sociedad: no tanto la de razas u otras definiciones como la del pobre contra el rico, aunque claramente acá el foco es la mujer (pobre). Al final hay un momento sumamente desolador, aunque más por lo textual que por su ejecución, en el que Schygulla le señala a su soldado, después del tan anhelado sexo (que la dejó insatisfecha, pero no por lo que creen, sino que por...), que lo único que faltó fue el amor. Pero el soldado no tiene amor, sólo una erección, y luego de que ya no sea tal, ¡zas!, no más soldado, y adiós a las ilusiones y los sueños: de vuelta a la realidad. Fassbinder nos muestra la soledad, hace una película sobre la soledad y los vacíos valores sociales que los mantienen separados, el porqué los grupos no pueden funcionar.
Hay visión, hay señas de identidad y personalidad, mas pienso que la ejecución no es suficiente, o que, quizás, fue tan allá en su intención de retratar la frialdad ("el amor es más frío que la muerte", lema fassbinderiano) y parquedad de los personajes que la atmósfera creada da la impresión de que no tiene emoción. Pero eso sería hilar fino. En cualquier caso, el guión también tiene un desorden que no ayuda, pues en varias ocasiones perdemos a Schygulla en pos de otros personajes no tan interesantes ni complejos, y está claro que Schygulla es lo mejor del film. Al inicio hay expectación (que se pierde y diluye) y al final hay genuina desolación y desarraigo, pero entre medio no encuentro nada. La vi dos veces, en ambas ocasiones me sentí, muy a mi pesar, de la misma forma. Quizás un tercer visionado sea mejor, pero no lo sabré hasta dentro de mucho, mucho tiempo. "Pioniere in Ingoldstadt" es, a pesar de todo, Fassbinder, pero un Fassbinder descafeinado y distraído, lo que igual sigue siendo bastante Fassbinder para rescatar, pero no lo suficiente. Aún así hay que verla, pero no aseguro nada. Como dije, una lástima.