Esta semana se ha presentado en Londres la nueva instalación de Weiwei para la sala de turbinas de la Tate, noticia que ya compartimos con vosotros en Facebook y de la que muchos medios nacionales se han hecho eco.
La instalación compuesta por 100 millones de pipas de porcelana hechas y pintadas a mano una a una durante dos años, por más de 1.600 artesanos (todo un trabajo de "chinos"), quería ser una reflexión contra la intolerancia. Los frutos del girasol, al igual que los copos de nieve, pese a su parecido, son siempre diferentes los unos a los otros, un reflejo aparente de los componentes de nuestra sociedad.
La intención inicial era que los visitantes paseasen descalzos e interactuasen con la instalación masageándose los pies, o simplemente, permitiendo que los niños tomasen la explanada como campo de juegos. Sin embargo, la obra a muerto de "éxito". La intención de interactuar con el espectador ha tenido tal acogida, que las piezas al ser friccionadas comenzaron a despedir un polvo que en grandes cantidades, puede ser perjudicial para la salud. Por ello y tras una sospechosa clausura del museo durante unas horas, el manto diseñado por el artista chino ha quedado clausurado, pudiéndose tan solo admirar desde las pasarelas del museo.
Fuentes; ABC 1 y ABC 2