Hasta el cuatrimestre pasado me ayudó desde la distancia con todas las vivencias que había tenido junto a él, desde pequeño y plasmé en unos cuentos cortos para una asignatura en la Universidad de Sevilla. Inesperadamente me valió un Sobresaliente en Escritura Creativa, no obstante para mí, ese abuelo Tico, Pipo en la vida real, se ganó cada día Matrícula de Honor.
La última vez que lo vi se le aguaban los ojos como a mí ahora cuando escribo estas líneas. Lo quiero muchísimo y espero que sea consciente de cuánto bien me hizo con su presencia en mi vida, ojalá pueda disfrutarlo otro mes, otra semana más. Ojalá aguante tantísimos años.