Piranha 3D, Crítica. Bikinis,cerveza y mordiscos

Publicado el 29 marzo 2011 por Mixman

Ñam, ñam,sangre,tetas, sol, bikinis, y peces viciosos . Así podemos definir lo que es este film, que nos presentan nuestros amigos de más allá del charco. Que no intentan engañar a nadie? cierto, que no es un film, con mensaje, o con un trasfondo espiritual? evidente. Que es una película que no busca ni por asomo ser recordada por su excelente guión? eso os lo aseguro yo. Entonces, podéis decir, para que verla? bueno, si os gusta la casquería, el humor un poco socarrón, sin preocuparse demasiado del buen gusto, esta es vuestra peli, si disfrutáis viendo cuerpos de chicas, con poca ropa, o incluso sin ella,(como por ejemplo, la escena lésbico-submarina, entre dos aspirantes a actrices X), y si os gusta también que esas bellezas, acaben destrozadas a mordiscos, esta, es vuestra peli. O sea, es cine, para gamberrear un tiempo, y poco más. No busca pretensiones altivas, no busca quedar en el subsconciente del espectador el resto de la vida del mismo, no busca otra cosa que entretener, dar algún que otro susto(pocos, la verdad), y eso si, enseña tetas y culos, tantos como sea posible, enfundados en bikinis o no. Os cuento de que va, aunque importe poco:Cada primavera, el Lago Victoria cambia la calma, de la que disfruta el resto del año, por el bullicio de los fiestorros sin fin, en los que participan jóvenes venidos de todo el país. Todo parece ir bien, hasta que por efectos de un terremoto, se liberan de un letargo desde tiempos prehistóricos, unas pirañas, con hambre atrasada, y claro, pillan cacho(nunca mejor dicho, jeje), y son bisexuales, en apetito, tanto les da morder salchichas(en una escena se ve un pene regurcitado después de ser mordido), como darle a las almejas(brillante la escena de las pirañas mordiéndole el culo a una chica que está en el agua sentada en un flotador).
Viendo la foto,entiendo que las pirañas intenten morderlas, yo haría lo mismo
Podrá la Sheriff del lugar, Julie Forester( interpretada por una musculada Elisabeth Sue), detener el desastre que causarán esos bichejos en el lago?, su ayudante Deputy Fallon(Ving Rhames) la ayudará en ello tanto como pueda, y sus hijos(de la Sheriff) la pondrán en más de un apuro. Su hijo mayor, Jake( interpretado por Steven R. McQueen, nieto del gran actor de los años 70), embelesado por la belleza de unas chicas con ganas de marcha, les hará de guia en el lago, ese mismo en que las pirañas buscan su alimento, por lo que se verá metido en más de una situación complicada. Todo esto aderezado, con cameos tan dispares, como los de Richard Dreyfuss, un pescador que sale en los primeros minutos del film, y que como es normal, no durará mucho en la película, y el científico loco de Regreso al futuro, Chistopher Lloyd, en el papel(corto) de un experto en peces, que alucina, cuando ve a uno de los especímenes mordedores, vivito y coleando. A ver, si os gusta, cachondearos de lo que veis en pantalla, o os gustan estos films, un poco de serie B, con casquería y demás, os puede gustar, sino, ahorraros los € que vale la entrada, porque globalmente, es muy floja.Ciertamente, hay estrenos que a veces ves en la pantalla grande, que merecen no pasar del estreno en formato domestico, respetando los gustos, claro. Esta es una de esas, luego, no hay espacio para otras producciones europeas, españolas, o sudamericanas, porque tenemos la cartelera llena de estrenos olvidables, como esta, o la última de Nicolas Cage, vaya otra.Entiendo que os guste a los adolescentes, yo en mis años, también miraba pelis de este estilo, pero esa época, ya pasó. Nota:3 de 10. TRAILER DE PIRAÑA 3D.PD: El final, nos deja fríos como témpanos, por dos razones, por dejarlo abierto, o sea, puede haber parte 2(la habrá), y porque está mal rodado, y no acojona, como busca.
… nuestro portero. Papá, ¿por qué están los porteros junto a la puerta? ¿Para no dejar entrar a los ladrones?El fiscal sentía en su rostro el aliento del niño, y los cabellos de éste le rozaban de continuo la mejilla. En el espíritu del padre latía algo tibio y suave, tan suave como si, no sólo las manos, sino toda su alma tocara el terciopelo de la chaqueta de Seriozha. Miró los grandes ojos oscuros del muchacho y tuvo la impresión de que a través de las anchas pupilas le miraban a su vez su madre, su mujer y todo cuanto había amado en otros tiempos.«Y ahora ¡vaya usted a zurrarle!», se decía. «Y ahora ¿quién inventa un castigo? No. ¿Para qué meterse a dómines? Antes las gentes eran sencillas, pensaban menos, y por eso resolvían los problemas con valentía. Nosotros, por el contrario, pensamos demasiado. La lógica nos abruma. Cuanto más progresa el hombre, más se entrega a la reflexión y a la sutileza. Es decir que se vuelve receloso y aprensivo y que, cuando llega la hora de obrar, lo hace con mayor timidez. Por lo tanto, si bien se piensa, ¡cuánto valor y confianza en sí mismo debe tener quien se mete a enseñar, a juzgar pleitos, o a escribir un mamotreto!»Dieron las diez.−Bueno, muchacho, ya es hora de dormir –indicó el fiscal−. Da las buenas noches, y a la cama.−No, papá –respondió Seriozha, frunciendo el entrecejo−. Quiero quedarme un rato más. Cuéntame algo. Cuéntame un cuento.−Bueno, pero después del cuento, derechito a la cama.En sus noches libres, Evgeni Petrovich tenía la costumbre de contar cuentos a Seriozha. Como la mayoría de las gentes prácticas, no sabía de memoria ni una sola poesía ni se acordaba de un solo cuento; de modo que tenía que improvisar en cada ocasión. Empezaba de ordinario con las palabras rituales: «Esto era un rey…» y de ahí en adelante iba hilvanando tonterías inocentes. Acabada la introducción, no tenía la menor idea del desarrollo y fin del cuento. Cuadros, personajes y situaciones iban saliendo al buen tuntún. La fábula y la moraleja aparecían por sí mismas, ajenas a la voluntad del narrador. A Seriozha le encantaban tales improvisaciones. El fiscal notaba que cuanto más sencilla y modesta salía la fábula, tanto mayor era la impresión que producía en el niño.−Escucha –comenzó, levantando los ojos al techo−. Esto era un reino donde vivía un rey viejo, muy viejo, con una barba gris y muy larga con unos bigotes… ¡qué bigotes! Pues bien, vivía en un palacio de cristal que brillaba y centelleaba al sol como un pedazo grande de hielo puro. El palacio, amiguito mío, estaba en medio de un jardín enorme donde ¡imagínate! se criaban naranjas…, peras, cerezas…, donde florecían tulipanes, rosas, lirios, donde cantaban pájaros multicolores. De los árboles colgaban campanillas de cristal que, cuando hacía viento, producían el sonido más dulce que se puede uno imaginar. El cristal tiene un timbre más suave y dulce que el metal. Bueno, ¿qué más? En el jardín había fuentes. ¿Te acuerdas de la fuente que había en la casa de campo de la tía Sonia? Pues así eran las fuentes del jardín del rey, pero mucho más grandes, y los surtidores de agua llegaban a la altura de los álamos más altos.Evgeni Petrovich meditó un momento y prosiguió:−El viejo rey tenía un hijo único, heredero del trono. Un muchacho así como tú de pequeño. Era un buen chico. No hacía travesuras, se acostaba temprano, no tocaba nada de la mesa y era bastante listo. Sólo tenía un defecto, y era que fumaba…Seriozha escuchaba con avidez y, sin moverse, tenía los ojos fijos en los del padre. El fiscal siguió contando, a la vez que pensaba ¿qué más? Durante largo rato estuvo, como se dice, dándole a la sinhueso, y concluyó así:−De fumar, el príncipe cayó enfermo de tuberculosis y murió cuando tenía veinte años. El rey, viejo y enfermo, quedó desamparado. No había nadie que gobernara el reino ni defendiera el palacio. Llegaron unos enemigos, mataron al viejo, destruyeron el palacio, y ahora, en el jardín, ya no hay cerezas, ni pájaros, ni campanillas. De modo, amigo, que…Al propio Evgeni Petrovich le pareció semejante desenlace ridículo e ingenuo, pero a Seriozha el cuento entero le causó una fuerte impresión. De nuevo sus ojos expresaron tristeza y algo parecido al miedo. Miró un momento con gesto absorto la ventana oscura, se estremeció y dijo con voz débil:−No voy a volver a fumar…Cuando dio las buenas noches y se fue a acostar, el padre, sonriendo, empezó a pasear silenciosamente por el cuarto.«Dirán que en esto influye la belleza, la forma artística», pensaba. «Bueno, sea. Pero eso no es consuelo. De todos modos, éste no es un procedimiento legítimo. ¿Por qué la moral y la verdad deben tomarse, no en crudo, sino mezcladas con algo, doradas y azucaradas como las píldoras? Eso es anormal. Es una falsificación, un engaño, un escamoteo.»Se acordaba de jurados a los que había que convencer por medio de «arengas», del público que aprende historia sólo a través de cantares épicos y de novelas históricas, de sí mismo, que sacaba sustancia de vida, no de sermones ni de leyes, sino de fábulas, de novelas, de poesía.«La medicina debe ser dulce, la verdad hermosa… Así se le ha antojado al hombre desde los días de Adán. Por otra parte, quizá todo esto sea natural y ¿por qué no? necesario. ¡Quien sabe cuántos fraudes útiles hay en la naturaleza, cuántas ilusiones…»Se puso a trabajar, pero en la cabeza seguían bulléndole pensamientos triviales y ociosos. Ya no se oían escalas en el piso de arriba, pero el inquilino del segundo continuaba dando vueltas por su habitación.Antón Chejóv