Piratas, filibusteros, bucaneros y corsarios

Publicado el 02 agosto 2011 por Jias
Ya hablamos una vez aquí de los piratas y sus hazañas, y además, nombramos a filibusteros, bucaneros y corsarios, pero, cuál es la diferencia entre ellos. Es algo que no explicamos en su momento y aclararemos:
  • Pirata
Es aquel que se dedica al abordaje de barcos para robar, sin otro móvil que enriquecerse con el producto del robo, aunque desde la Antigüedad a nuestros días, esta actividad va acompañada de otras desgracias, que suelen incluir el asesinato, la violación, la tortura de prisioneros y la exigencia de rescates.
Por eso al pirata se le consideró siempre la escoria de los mares, el más bajo escalón de la escala moral. Así, en tiempos de menos matices que los actuales, el que caía en manos de la Justicia, terminaba en la horca.

Bartholomew Roberts, por neffinesse.

Barbanegra, por ScrawnySquall.


  • Filibustero y bucanero
Son variantes de pirata caribeño en tiempos de la dominación española. Es decir, especializaciones regionales.
Los filibusteros eran ladrones y asesinos, sin otra filiación que dedicarse a eso bajo un nombre que se supone derivado de la antigua palabra freebooter, que significa merodeador.
Los bucaneros tenían origen francés: eran colonos asentados en el Caribe que ahumaban la carne en lugares llamados boucans, y que acabaron dedicándose al más rentable negocio del saqueo y el degüello marítimo.
Ellos convirtieron en nido de piratas la Isla de Tortuga y luego Jamaica, bajo la habitual protección inglesa, siempre cínica e interesada a la hora de saquear los intereses españoles en América, hasta que los chicos malos empezaron a saquear también los suyos. Entonces todo fueron tratados internacionales auspiciados por Londres, campañas contra piratas y patíbulos bien provistos.

Los filibusteros más famosos: Gaston de Raousset-Boulbon (izquierda) y William Walker (derecha).

  • Corsario
Corsario en cambio, es un título digno, dentro de lo que cabe. Y complejo. De una parte, se aplica a cualquier nave que en tiempo de guerra combata el tráfico mercante enemigo.
Los corsarios clásicos fueron barcos armados y tripulados por particulares que, en tiempo de guerra, estaban autorizados por su Gobierno, con arreglo a estrictas Ordenanzas, para atacar y apresar a naves enemigas, generalmente mercantes, y también para combatir a las embarcaciones piratas. Eran los corsarios, por tanto, auxiliares civiles de las marinas de guerra, y lo hacían por dinero, a cambio del beneficio obtenido por las embarcaciones apresadas y sus cargamentos.
Para esta actividad era necesaria la patente de corso, que sólo autorizaba presas de países con los que la autoridad que expedía la patente se encontrase en guerra, o de barcos fuera de la ley internacional.

Sir Francis Drake, pirata valorado como corsario por Inglaterra y nombrado Sir por Isabel I.

FUENTES: [1] [2]