Por: Chema Caballero |
Publicado anteriormente en BLOG “África no es un país” 28 de febrero de 2012
La pesca mueve mucho dinero y los mares de África están llenos de peces. Las actividades ilegales en este sector están en auge, cada vez son más los barcos europeos y asiáticos que arrasan esas aguas. La falta de escrúpulos de las empresas pesqueras, el desprecio a la ley internacional de los barcos, la escasez de recursos de muchos países africanos y la corrupción de sus funcionarios son parte importante de esta historia de piratas del siglo XXI.
Foto Greenpeace
Documentos recopilados por Stop Illegal Fishing (SIF) y la fundación Trygg Mat, indican que un gran número de pesqueros, con bandera francesa, española, de Belice o de Corea del Sur pescan, de forma continua y sin licencias, en aguas territoriales de Liberia. Durante nueve meses, la fundación Trygg Mat ha estado siguiendo a algunos de estos barcos, entre ellos a muchos españoles.
Hace un par de semanas, el programa People and power, de la cadena de televisión Aljazeera, emitía un reportaje en dos partes, titulado Pirate Fishing (Pesca pirata), en el que ponía de manifiesto este problema, tildando de piratas a los pescadores que saquean la riqueza de las aguas territoriales de África para suministrar a los mercados europeos o asiáticos.
Nos recuerda este programa que en muchos países africanos la pesca es vital, siendo, frecuentemente, la única fuente de proteínas para millones de personas.
El reportaje se centra en las aguas territoriales de Sierra Leona para dar a conocer las actividades de la pesca ilegal y también señala cómo la corrupción de los oficiales y funcionarios sierraleoneses facilita estas actividades.
Si alguien está interesado, AQUÍ puede ver las dos partes del documental.
La pesca ilegal, conocida también como IUU, por sus siglas en inglés (Illigal, Unregulated, Unreported) es un problema acuciante que no solo afecta a África occidental, sino a todo el continente y que no es nuevo. Recordemos un par de noticias sobre el tema.
La primera proviene de hace casi un año, cuando un estudio de la Universidad de Oviedo puso de manifiesto que el 40% de la merluza que se vende en España como europea no lo es, sino que proviene de aguas africanas. Esto se descubrió gracias al ADN de los peces. En teoría no hay ninguna diferencia entre los dos tipos de merluza. Sí lo hay a la hora de los costes: el no pagar licencias, el contratar a pescadores con sueldos locales… Pero en España tanto una como otra se venden al mismo precio, por lo que algunas empresas estarían haciendo un buen negocio. Se trata, sobre todo, de un fraude de etiquetado y de un problema moral, porque la merluza africana es igual de buena que la europea.
La segunda es mucho más contundente. En octubre de 2011, Greenpace publicaba un informe sobre el tema: Cómo África alimenta a Europa. La UE (sobre)pesca en África Occidental. En línea con lo dicho en los estudios de 2001 y 2006, la organización explica cómo la sobrepesca realizada en aguas europeas empujó a los barcos de los países miembros de la Unión Europea (UE), muy especialmente a los españoles, a buscar nuevos caladeros por todo el mundo. Estos están esquilmando, de forma sistemática, los mares de los países más pobres e indefensos.
Pesca ilegal de atún. Foto New York Times
La Unión Europea tiene firmados acuerdos de pesca con distintos países africanos, conocidos como FPAs por sus siglas en inglés (Fisheries Partnership Agreements). Según los documentos de la UE: “A través de ellos, la flota europea tiene acceso a los recursos excedentes que sus socios no pueden, o no desean pescar. Cuando se trata de acuerdos con países de África y el Pacífico, una parte sustancial de la contribución financiera de la UE va destinada a apoyar los esfuerzos nacionales de políticas de pesca basadas en el principio de sostenibilidad” (…) “El fundamento de estos acuerdos es el compromiso de la UE de promover la pesca responsable y sostenible en cualquier lugar del mundo donde pesquen buques europeos”. (Si quieres seguir riéndote, pincha en el enlace del inicio de este párrafo y lee el documento completo).
En su informe, Greenpeace denuncia que mientras la Unión Europea defiende que sus acuerdos de pesca aseguran la transparencia de las actividades pesqueras en cualquier zona del mundo, los barcos europeos no respetan las normas de la Política Común de Pesca, CFP en sus siglas en inglés (Common Fisheries Policy), de la propia organización. La CFP determina, entre otras cosas, las cuotas de captura que corresponden a cada país miembro y de esa forma, dice, ayudar a la regeneración de los océanos.
Esta política común ha sido acusada de deteriorar los mares más que de ayudarlos.
A mí, que soy ingenuo por naturaleza, me cuesta creer que los barcos europeos no respeten las normas de la propia UE, o que, con todos los controles que existen, se nos venda merluza capturada ilegalmente, porque si fuera legal no se ocultaría el origen.
Pero resulta que aunque las compañías propietarias de los buques sean europeas y los beneficios de esas empresas se registren en Europa, los barcos navegan con bandera de un tercer país, posiblemente africano, una bandera de conveniencia o forman sociedades mixtas en los países donde operan. Por lo cual, sus actividades no caen bajo el control de la CFP, aunque sus capturas se vendan en el mercado europeo y, por tanto, gran parte del pescado que consumimos en nuestras casas provenga de ese saqueo.
Gracias a las denuncias de grupos como Greenpeace, se ha registrado un pequeño progreso en esta materia, pero todavía este tipo de actividades IUU supone unas pérdidas de más de mil millones de dólares al año, para los caladeros de los países subsaharianos.
Como consecuencia de todo esto, cada día es más difícil para los pescadores africanos ganarse la vida pescando con sus técnicas tradicionales. Además, la sobrexplotación de los mares hace que la pesca escasee, privando a la población local de una fuente tradicional de proteínas, como ya nos recordaba el documental de Aljazeera, al mismo tiempo que provoca un continuo aumento del precio del pescado.
Entonces, ¿si comemos pescado estamos contribuyendo al saqueo de los mares africanos y al deterioro de la calidad de vida de las mujeres y los hombres del continente? Hablamos de ello en la próxima entrada de esta serie.