Piratas y filibusteros navegando por el mar Caribe

Por @asturiasvalenci Marian Ramos @asturiasvalenci
Fueron el terror del Caribe todos aquellos marinos que se vieron obligados a convertirse en piratas después de haberse quedado sin trabajo.

Fotografía de Madrisqui. Galería Flickr

Y aunque suene un poco extraño, así fue. Muchos de los marinos que ya no tuvieron un puesto después de la guerra de Sucesión española decidieron embarcarse en esta peculiar aventura pirata. Fueron capaces de poner en jaque a la gran mayoría de buques que navegaban por el mar Caribe y aún más, a las autoridades que no se eran capaces de erradicar la piratería. Y aunque piratas también hubo en otras épocas, fue a mediados del siglo XVIII y en esta zona del mar, donde forjaron su historia y leyenda.

Piratas y corsarios como Drake y Morgan que tenían especial predilección por los buques españoles aunque también gustaban asaltar ciudades hispanas. Junto a los piratas surgieron los filibusteros, aquellos aventureros que se alimentaban de carne de ganado ahumada. Se refugiaron en una región de La Española que estaba deshabitada. Eran muy amantes de apropiarse de los botines libremente.Fue a principios del siglo XVIII cuando la piratería tuvo su Edad de Oro. Un periodo corto de tiempo pero muy intenso ya que se cree que fueron 4.000 piratas los que sembraron el pánico entre los comerciantes que surcaban el Caribe. Un apogeo que puede explicarse por el final de la guerra de Sucesión en la que muchos marinos y corsarios que habían colaborado con la armada británica se quedaron sin trabajo y no dudaron convertirse en piratas. Algunos por la necesidad de huir de las condiciones infrahumanas con las que trabajaban en los buques; otros porque se quedaron sin trabajo.Fueron marinos rebeldes que optaron por agruparse para distribuirse casi equitativamente las riquezas que lograban en sus asaltos. Grupos de hombres que pertenecían a varios países, sobre todo, angloparlantes. Aunque también había españoles, holandeses, franceses y portugueses. Y a diferencia de los barcos mercantes, en los buques piratas se votaba un código de honor entre todos. Existía cierto orden ya que debían mantener unas guardias, distribución de puestos y administración de provisiones. Repartían las mudas de la ropa, los víveres y los tesoros conseguidos.Muchos capitanes establecieron códigos de conducta que todos debían cumplir: no debían emborracharse, pelear ni jugar. En ocasiones formaban flota con varios navíos para acorralar a los buques de mayor envergadura. Una vez conseguidos, muchos de ellos pasaban a formar parte de la insignia de la flota pirata. La mayoría de los piratas eran muy jóvenes ya que se necesitaba mucha fuerza física, resistencia e ilusión. Dicen que la edad media de un pirata tan solo era de 17 años… Casi todos estaban solteros porque sus capitanes no querían seleccionar a hombres que tuvieran cargas familiares a riesgo de perderles en cualquier momento. Y aunque la leyenda del pirata nos cuenta que eran borrachos y muy dados a buscar un amor en cada puerto, la verdad es que muchos se enamoraban de las lugareñas y preferían abandonar su aventura para iniciar una nueva vida.También existían aquellos que, habiendo reunido una fortuna como su objetivo, decidía retirarse a tiempo para disfrutarla en tierra. Cualquier lugar alejado y deshabitado era el ideal para que los piratas se refugiaran. El mar Caribe y sus islas era un buen lugar para hacerlo. De ahí vienen las muchas leyendas de los tesoros ocultos. Pero también existieron verdaderas ciudades piratas con un puerto, viviendas, tabernas y fondeaderos. A ellas regresaban muchos de los barcos piratas para guardar sus botines, celebrar sus victorias y embarcar a nuevos hombres.


Una de las islas más famosas fue Tortuga, al norte de La Española. Aunque en la Edad de Oro de los piratas, la gran ciudad fue Nueva Provindencia con un puerto en Nassau. Allí, después de destituir al gobernador británico, establecieron una república pirata. En ella se refugiaron Barbanegra, Vane, Calico JackEstas aventuras piratas podían contar con un número muy dispar de hombres. Mientras que en algunos barcos no llegaban a los treinta, en otros, podían ser hasta doscientos. Una cifra que podía atemorizar a cualquiera que les viera aparecer.El navío con el que preferían navegar era el típico baladro. Un barco pequeño, de unos doce metros de eslora, muy rápido y que solía tener unos treinta cañones que los piratas cargaban velozmente. Y cuando apresaban a sus víctimas decidían que debían hacer: dejarles que volvieran a puerto, incendiar el barco o apoderarse de él. Cuando los comerciantes les veían aparecer, pocos de ellos decidían enfrentarse. La gran mayoría se entregaban porque sabían que entre ellos siempre habían capitanes más violentos que utilizaban la tortura como presión para averiguar donde escondían sus fortunas. Con tan solo un disparo, muchos de los mercantes optaban por entregarse.Edward Low asesinó a toda la tripulación de un navío ya que lanzaron al mar el botín antes que los piratas se adueñaran de él. Aunque los botines no siempre eran sustanciosos. En muchas ocasiones simplemente eran alimentos en grandes cantidades. Pero a los piratas les venía bien; así aumentaban sus provisiones para navegar durante más tiempo en alta mar. Dicen que lo que más amaba un pirata no era el momento del abordaje sino el regreso con el botín al puerto de Nassau. Esto le permitía celebrarlo durante días a base de vino, comida, juegos y mujeres. Es muy posible que en pocos días agotaran casi lo sustraído. Y este terror en el mar Caribe provocó la actuación de Gran Bretaña que optó por conceder el perdón a todos aquellos que abandonasen la piratería. Para aquellos que siguieran con sus aventuras les prometieron una incansable persecución en la que terminarían ahorcadosUno de los piratas más temidos fue Black Sam, nacido en Inglaterra y que se enroló muy joven para marchar hacia el Nuevo Mundo. Sus dotes de mando hicieron que enseguida fuera elegido como capitán. En poco más de un año capturó más de 50 buques. Y siguió su aventura pirata hasta que una fuerte tormenta se llevó su barco y la vida de casi todos sus tripulantes.Barbanegra fue el terror de los mercaderes del Caribe hasta que el gobernador de Virginia decidiera crear una gran flota que saliera en su persecución. Tras localizarle, le acorraló y mató personalmente.


Calico Jack hizo famosa su bandera negra con la calavera y los sables cruzados en blanco. Fue capturado cerca de Jamaica por un navío de la isla. Fue apresado, juzgado y ahorcado.Y Roberts fue el pirata más sanguinario de aquella época. Capturó más de cuatrocientos barcos entre el Caribe, Brasil y África. Un navío británico le sorprendió mientras sus hombres estaban celebrando un botín y estaban borrachos. Roberts murió en este asalto.¿Y mujeres? ¿Existieron mujeres piratas? Ann Bonny era irlandesa y propietaria de una taberna de Nassau. Amante de Calico Jack, se enroló en su barco vestida de hombre donde coincidió con otra mujer también disfrazada, Magy Read. Las dos mostraron gran valentía junto a sus compañeros. Las dos fueron condenadas a la horca, pero se salvaron al probar que estaban embarazadas. Magy murió en el calabozo mientras que Ann regresó junto a su padre a Carolina del Sur.

Pero cuando escuchamos la palabra pirata nos viene a la mente...