Se ha convertido en práctica habitual. La llegada del presidente Rodríguez Zapatero y de la ministra Chacón a los actos conmemorativos de la Fiesta Nacional, para presidir junto a los Reyes el desfile de las Fuerzas Armadas, está jalonada por la sonora pitada y los estruendosos abucheos que les dedican los ciudadanos.
Los pitos y abucheos se los merecen quienes quieren desnaturalizar las características de nuestro Ejército y han iniciado una cruzada contra los símbolos, las tradiciones, las creencias y los principios morales de nuestros soldados. Pretender borrar escudos históricos con siglos de antigüedad pensando que son franquistas, o religiosos porque el Gobierno no tiene en qué creer, no minará la moral de los militares. Afeitar barbas y patillas a los legionarios, querer quitarles su chapiri, pasear piratas por el Índico sin saber qué hacer con ellos, retirar tropas sin avisar a nuestros aliados, prohibir la custodia de símbolos religiosos o pretender que nuestro Ejército sea una alegre muchachada repartiendo tiritas, no hará que la ministra de Defensa y su espíritu del “todos somos Pepe Rubianes” gane muchos adeptos entre nuestras tropas.
Abucheos también se llevó el titular de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, el domingo, en la festividad de la Guardia Civil, por no dotar de más medios al Cuerpo. Pero un aplauso es lo que mereció cuando defendió el carácter militar de la Benemérita.
Algunos quieren acabar con la herencia del Duque de Ahumada, y tratan de convertir a nuestros guardias en delegados sindicales.
No podrán, porque un guardia civil es mucho más que un funcionario de policía. La disciplina y el espíritu castrense son parte inherente de su ser. Para nuestros soldados, para todos ellos, nuestro aplauso, admiración, agradecimiento y cariño.
Fuente: http://www.intereconomia.com