Nació en un laboratorio secreto situado en Canadá, que por algún estudio militar decidió agregar piña enlatada a las pizzas.
En interrogatorios posteriores declaró que aquello fue fruto de la juventud y la experimentación de unos jóvenes que se querían comer el mundo.
Tras miles de víctimas que padecieron este infecto producto, Sam Panopoulos falleció en 2017 sin pagar por su crimen.