Me alegra ver que cada vez más, tomamos conciencia de que ningún alimento engorda por sí mismo y por consiguiente tampoco ningún alimento adelgaza por sí mismo. Se puede comer “de todo”, siempre y cuando se haga con sabiduría (más precaución y moderación).
Una vez aclarado este pequeño detalle, en este post me gustaría recordar uno de los platos favoritos de muchos: LA PIZZA!!!! ¿Hay alguien que no disfrute de este manjar típico italiano? Aunque todavía algunos cuestionan su procedencia, dando por supuesto que su origen es español… Una cosa es segura, es un clásico de la dieta mediterránea.
Supuestamente, el origen de la pizza viene dado por un panadero napolitano que quiso homenajear a la reina Margarita de Saboya en una visita a Nápoles. Para ello, preparó una pizza de con los tres colores de la bandera italiana (rojo con tomate, blanco con mozzarella y verde con albahaca) y así nació la pizza margarita. La más sencilla y ligera de las pizzas (y favorita de muchos).
Si a esta base le añadimos unas verduritas y hortalizas (rúcula, champiñones, judía verde, cebolla o hasta alcachofa) tendremos un plato completo y nutritivo gracias a su contenido en carbohidratos (los que contienen la harina), proteínas (las del queso, huevo y/o jamón para los que coman carne), grasas (queso, aceitunas y/o aceite de oliva), fibra, vitaminas y minerales. Es decir, todos los nutrientes necesarios para el organismo.
Para redondear la jugada sólo hace falta que le añadamos un chorrito de aceite de oliva virgen extra y que, claro está la base de la pizza sea de fermentación lenta y natural (nada que ver con las bases industriales ni las de muchas franquicias), con harina ecológica y a poder ser, hecha 100% en casa.
De vez en cuando, una pizza “cuatro estaciones” (por ejemplo) puede ser una buena alternativa para una cena equilibrada, sencilla y nutritiva, (pero, ojo!! recordad que la base de la pizza debe ser ligerita, casera y debe contener muchas verduritas). Para los más pequeños de la casa, es recomendable añadirle una ración extra de queso para asegurar el aporte de calcio necesario para sus huesos.
Y para nosotras, más de lo mismo, si le añadimos una ración extra de verdura y le omitimos los embutidos grasos, (preparando lo que sería una “pizza vegetal”), obtendremos una cena o un almuerzo sano, divertido, sabroso y bajo en calorías, pero, cuidado!!! siempre y cuando la base sea muy finita y casera. (Pero, !ojo”, mejor evitad las calzone o de masa doble).
El contenido nutricional de la pizza varía según sus ingredientes (queso, pescado, carne, vegetales…), pero aproximadamente 100 gramos de pizza aportan unas 234 calorías. Por lo tanto, una ración pequeña de pizza puede incluirse incluso dentro de las dietas para perder peso o de adelgazamiento.
Además de ser un plato socorrido y fácil de realizar, es aconsejable preparar las pizzas en casa para asegurarnos la calidad de los ingredientes. Podemos emplear casi de todo (carne, pescado, vegetales, conservas) y hacer nosotros mismos las salsas.
¿Os apetece esta opción tan redonda para comer? ¿Cuál es vuestra pizza favorita? Estaré encantada de leer vuestros comentarios!!
Besos desde mi blog!!!
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