Se trata de insectos que poseen una organización social y una división del trabajo bastante complejas. Viven en grandes hormigueros subterráneos que suelen tener varias bocas de entrada. Aunque existen distintos tipos de hormigas, pueden dividirse en dos grandes grupos: las que cortan hojas y las que comen otros insectos (carnívoras).
Las primeras, aquellas que causan daños en nuestros jardines, no se consideran herbívoras pues no comen hojas, sino que éstas son utilizadas para alimentar a los hongos que ellas mismas cultivan y luego comen. En la primavera y en el verano, se observa una gran actividad en los hormigueros.
Sucede que en esta época, las hormigas atacan a una gran cantidad de plantas de especies distintas, que muchas veces quedan completamente sin hojas.
Los métodos de control son variados, y consisten en destruir los hormigueros, inundarlos, o bien utilizar productos químicos. Muchos de estos últimos son bastante tóxicos y deben manipularse con precaución, usando siempre guantes y lavándose muy bien las manos al terminar su aplicación.
Uno de los métodos más extendidos en los últimos años es el uso de cebos para hormigas en pellets. Dado que éstos poseen compuestos químicos que atraen a las hormigas, son llevados al hormiguero. Una vez allí, envenenan y matan a los hongos cultivados y en consecuencia, los insectos mueren por falta de alimento.