La Crocosmia es una planta herbácea, perenne y con unas inflorescencias que pueden tener hasta 20 flores de color naranja o rojizo según la variedad. De todas formas, su principal método de dispersión son los estolones bulbosos, que son capaces de propagarse con rapidez ocupando grandes extensiones de terreno en poco tiempo, lo que la convierte en una planta invasora muy peligrosa.
Desde su primera observación en estado salvaje a mediados de los años 70 del siglo pasado, la Crocosmia se ha extendido con rapidez, colonizando sobre todo las riberas de ríos, cunetas y bordes de caminos e incluso terrenos abiertos. El principal problema de la Crocosmia es que desplaza a vegetación autóctona de esas zonas, ocupando el espacio y no dejando crecer a otras plantas, lo que tiene un efecto en cascada sobre todos los organismos que habitan en esos ecosistemas.
Además de estos problemas asociados a su capacidad colonizadora, un problema añadido es la dificultad de erradicarlas, ya que no es suficiente con eliminar la parte área, sino que es necesario extraer los bulbos, lo que en muchas zonas resulta imposible.