Plataforma por el fin de la impunidad en Ruanda exige la destitución de Paul Kagame como coordinador de los Objetivos del Milenio

Por En Clave De África

(JCR)
El lunes 20 comienza en Nueva York una nueva cumbre sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). Cuando faltan cinco años para llegar a las ocho metas fijada en el año 2000 por los 192 países que forman las Naciones Unidas, cada vez está más claro que no se van a cumplir. A la falta de compromiso de los países ricos (y también de unos cuantos países pobres dirigidos no precisamente por pobres), que prometen y no cumplen, se une ahora la metedura de pata de la ONU de nombrar presidente del comité de evaluación de los ODM al mandatario ruandés Paul Kagame, sobre quien pesan acusaciones muy serias de haber orquestado matanzas que podrían incluso calificarse de genocidio. El co-presidente de este comité, José Luis Rodríguez Zapatero, ha demostrado tener muy poco tacto al aceptar este cargo, aunque el problema podría ser que cuenta con unos asesores pésimos en materia de política exterior africana. El día 20 se verán las caras en Nueva York, donde posiblemente Zetapeta no tenga el problema de imagen pública que tuvo en julio, cuando tuvo que negarse a recibir a Kagame durante la visita de éste a España.

Kagame, que está encausado por presuntas matanzas de miles de hutus (y de nueve españoles) por la Audiencia Nacional, tiene ahora otra piedra en el zapato que viene de la propia ONU. A finales de agosto, el periódico Le Monde obtuvo una copia filtrada de un borrador de informe de 500 páginas elaborado por un equipo de expertos del Alto Comisariado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos. El documento versa sobre violaciones de derechos humanos cometidas en la República Democrática del Congo de 1993 a 2003. En él se acusa a los ejércitos de los ocho países africanos que han intervenido en este conflicto de haber cometido crímenes contra la población, pero quien sale peor parado es el Frente Patriótico de Ruanda, de quien se dice que realizó matanzas sistemáticas de decenas de miles de refugiados hutus, incluyendo mujeres, niños y ancianos, a quienes se detuvo en puestos de control en carreteras y se masacró en campos de refugiados.
El informe dice que estas acciones podrían ser calificadas de genocidio, y sus autores juzgados por un tribunal internacional. El bombazo ha sido tal, que la ministra de exteriores de Ruanda, Louise Mushikiwabo ha escrito a Ban ki Moon una dura carta en la que amenazaba con retirar sus más de 3.000 efectivos en distintas misiones de paz de la ONU, especialmente en Darfur, si el informe llega a publicarse. Estaba previsto que viera la luz a primeros de septiembre, pero después de estas amenazas Ban Ki Moon ha obligado a que se retrase su publicación al 1 de octubre y hace pocos días estuvo en Kigali para intentar aplacar los ánimos de Paul Kagame. Además, han dicho al gobierno de Ruanda que pueden añadir sus observaciones y que se publicarán en un apéndice de la nueva versión del informe. No estoy muy seguro de que en tiempos de Pinochet Naciones Unidas tuviera estas mismas deferencias con el dictador chileno, ni que tampoco hagan lo mismo cuando hablan del régimen de Myanmar ni de Corea del Norte, pero esto es lo que hay.

No es la primera vez que el gobierno de mayoría tutsi de Ruanda trata de ocultar datos que le acusan directamente de haber masacrado a decenas de miles de sus ciudadanos. Escudado en el genocidio que se cometió contra los tutsis en 1994 (que, por supuesto, merece toda la condena del mundo), ha convertido este hecho en parte de la ideología sobre la que asienta su poder y se ha servido de él para negar furibundamente las matanzas cometidas por el Frente Patriótico, tanto en Ruanda como en la R D Congo. Ya en agosto de 1994, hizo que Naciones Unidas ocultara un informe realizado por el experto en derechos humanos Robert Gersony en el que se relataban horribles masacres cometidas contra los hutus en Ruanda inmediatamente después de la toma del poder por parte del Frente Patriótico. Y más tarde hizo lo mismo con otro informe de la ONU elaborado por el chileno Roberto Garreton en el que se detallaban matanzas cometidas por las fuerzas de Kagame en el vecino Congo. Y no contentos con esto, a principios del nuevo siglo acallaron otra voz que se levantaba en su contra, la de la fiscal jefe del tribunal especial para Ruanda Carla del Ponte, quien intentó en vano traer a juicio a oficiales del Frente Patriótico acusados de dirigir matanzas de hutus, provocando su destitución por parte de Naciones Unidas. Como verán, este organismo se ha lucido por lo que se refiere a sus actuaciones en Ruanda: primero dejando que se cometiera el genocidio del 94 delante de sus narices, y más tarde haciéndose el sueco ante las acusaciones que apuntan al régimen de Kagame como partícipe de otras matanzas no menos graves.

En España se ha formado una plataforma que exige la destitución cautelar de Paul Kagame como co-presidente del comité evaluador de los ODM, y que vuelve a pedir que Zapatero no se reúna con él en Nueva York. Un buen número de ONG y otros grupos se están uniendo a ella. Por desgracia, una proposición presentada ante el Parlamento Navarro para que esta institución se uniera a estas demandas, fue rechazada hace pocos días con los votos de los socialistas y de Unión del Pueblo Navarro. Les animo a que visiten su página web y que firmen en apoyo de estas demandas (www.bastadeimpunidadenruanda.org)

Hay en esta página, además, abundante documentación sobre todos estos hechos que les relato. A pesar de que están trabajando duro en nuestro país, hasta la fecha nuestra prensa, que no suele distinguirse por su conocimiento en profundidad de los asuntos africanos, ha demostrado poco interés por el tema. Y es que para los medios de comunicación y para una gran parte de organizaciones que dicen defender los derechos humanos, los muertos, si son africanos y murieron en lugares remotos perdidos en la selva, siguen siendo de menos categoría que si son europeos, o de Oriente Medio, o de las dos Américas. Y si además han muerto a manos de un régimen que controla el 80% del comercio mundial de coltán y la casiterita, pues razón de más para hacer la vista gorda.

Y, por cierto, por si desconocen el dato, les informo que hace algunos años los familiares de los nueve españoles asesinados por las fuerzas del gobierno de Ruanda dirigieron una carta a Rodríguez Zapatero solicitándole una reunión con él. Ni siquiera les llegó un acuse de recibo.