Durante muchos años, una de las organizaciones que defiende las selecciones autonómicas y que lleva varios días agitando a los aficionados para boicotear la final de la Copa del Rey, ha venido recibiendo subvenciones anuales para llevar a cabo sus actividades, es decir, desprestigiar a España y defender la independencia. Se trata de la Plataforma Pro Selecciones Deportivas Catalanas, organización presidida por Xavier Vinyals, condenada por emitir un anuncio «discriminatorio» en 2006 y que entre 2006 y 2010 recibió de la Generalitat de Cataluña más de 5,3 millones de euros. ¿Para qué? Básicamente, para su funcionamiento y las actividades que desarrollan, entre las que podrían citarse la adquisición de miles de silbatos y pancartas para boicotear la final de la Copa del Rey de 2009, que enfrentó también al F. C. Barcelona y al Athletic de Bilbao en Mestalla. Estas ayudas se han visto drásticamente reducidas estos dos últimos años, incluido el presente, como consecuencia de la crisis que atraviesa el país; sin embargo, siguen dedicándose partidas presupuestarias significativas a esta actividad separatista. Me pregunto que sucedería si se solicitase al gobierno catalán una colaboración similar con una plataforma contra el separatismo y por el cierre de las pseudoembajadas dispersas por el mundo y que le cuestan al contribuyente una buena suma de euros. ¿Sería subvencionado del mismo modo que los agitadores profesionales del partido?. Mucho me temo que no, que las ideas alejadas de lo establecido como políticamente correcto por el aldeanismo gobernante, no tienen cabida en esta suerte de totalitarismo independentista. El caso es que los euros de los contribuyentes, catalanes, charnegos, residentes en Valencia o en Murcia, al menos de alguna manera, se gastan en silbatos para politizar un encuentro de fútbol por disputar la llamada copa del Rey. Soy bastante mayor y recuerdo el tiempo en el que se jugaba la copa del Generalísimo Franco, y no guardo conciencia de que nadie silbase ni alterase en modo alguno el orden. ¿Dónde estaban los independentistas?. ¿Por qué no se politizó entonces el encuentro, momento en el que la festiva alegría hubiese sido propicia a cierto grado de tolerancia?. Mucho me temo que la solución propuesta de rascar el bolsillo al personal, sea la más adecuada para que la falta de respeto a la norma que tenemos todos, tenga al menos, un precio.