Resultó que Platea, a pesar de que desde la entrada de Calle Goya así lo parece, no es un puesto de frutas o verduras ni tampoco un mercado, sino un espacio de gastronomía de reciente apertura, que ocupa lo que antes era una discoteca y antes de eso los cines Carlos III. ¿Qué diablos quiere decir eso de espacio gastronómico? Pues básicamente es un tipo de comercio que mezcla el mercado tradicional, con puestos en los que puedes encontrar productos que llevarte a casa, con la restauración clásica, que te da la posibilidad de comer en el mismo local. Últimamente este tipo de iniciativas se han puesto muy de moda en Madrid, empujadas por el éxito que tuvo El Mercado de San Miguel.
Como a mí me encantan ir a comer a estos sitios, no tardamos en encontrar la oportunidad de ir a visitarlo y comprobar si todo cuanto prometen en su web es cierto. La primera impresión es que está todo muy bien montado, cuidando al máximo los detalles y con una decoración espectacular. Existen dos plantas principales, donde se encuentran los diversos puestos de comida, que te ofrecen desde unas clásicas croquetas de jamón hasta un ceviche peruano. Además de estas dos plantas, puedes subir a lo que antes eran las plateas del cine, donde se encuentran una coctelería y el Restaurante Arriba de Ramon Freixa, de estilo más tradicional; también, separada de todo este espacio central pero formando parte del conjunto, está Mama Framboise, en un local propio, donde podrás encontrar todo el dulce que quieras.
Sé que os estaréis preguntando cómo es de caro este espacio. Barato no es, pero, para lo que esperaba de un lugar que presume de ser un espacio gourmet, tampoco lo he encontrado exageradamente caro. Para que os hagáis una idea, una ración de patatas revolconas con torreznos cuesta 6 €; una de tortilla de picadillo 4€; una cerveza doble 3,5 €; y un gintonic premium puede estar entre los 9-13 €. No es una locura y más teniendo en cuenta los precios que te puedes encontrar en el centro de Madrid. Las raciones no son extraordinariamente generosas, pero no tienen mal tamaño y la verdad es que todo cuanto probamos estaba francamente bueno. El precio por persona variará dependiendo del gusto de cada cual y del tipo de productos que queráis consumir y en el plan que queráis ir, por lo que no puedo daros una media.
En definitiva, es un lugar que merece la pena visitar, sobre todo si te gustan todas estas pijadas tanto como a mí. La calidad de todo lo que te ofrecen es alta, la oferta es amplia y variada y el entorno y situación lo convierten en una buena elección tanto como para tomarte algo rápido como para dejar pasar las horas en él.
ComidaAtenciónDecoraciónCalidad/PrecioTotal
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