“Platero y yo” de Juan Ramón Jiménez (Ilustraciones de Thomas Docherty)

Por Guillermo Guillermo Lorén González @GuillermoLorn

PARA JÓVENES DE 9 A 99 AÑOS
1914-2014 CENTENARIO DE LA PRIMERA EDICIÓN

Cubierta de: Platero y yo

Las ilustraciones de Thomas Docherty complementan la obra más conocida del Premio Nobel Juan Ramón Jiménez. En breves capítulos, el poeta evoca la vida del burro Platero, al que describe con gran sensibilidad.

 «Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Solo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro…»
La obra está dedicada a Aguedilla “la pobre loca de la calle del Sol que me mandaba moras y claveles”

Se trata de una obra sencilla, formada por breves capítulos, que siempre ha sido encasillada en el género infantil, aunque en realidad la disfrutarán por igual lectores de todas las edades. El propio Juan Ramón lo aclaró en el prólogo de una de las ediciones de la obra: «Yo nunca he escrito ni escribiré nada para niños, porque creo que el niño puede leer los libros que lee el hombre, con determinadas excepciones que a todos se le ocurren».

Ilustración de Thomas Docherty 1

Escrito en prosa poética, la utilización del lenguaje del escritor es modélica. Se diría que su estilo es muy equilibrado, pues logra que su lenguaje no sea coloquial al tiempo que tampoco cae en la sensiblería. El autor trata temas universales, como la alegría de vivir, los pequeños detalles mundanos que muchas veces pasan desapercibidos, y también la ineludible llegada de la muerte. Además, Juan Ramón Jiménez realiza en muchos pasajes crítica social, describiendo a los más desfavorecidos de la época y denunciando el racismo.

Ilustración de Thomas Docherty 2

La edición es magnifica y completa. Con los ciento treinta y ocho capítulos de la edición de 1917 publicada por la  Editorial Calleja, en Madrid. El título original de la obra era “Platero y yo. Elegía andaluza”.
El poeta tenía la intención de ampliar el texto hasta los 190 capítulos; de hecho, existen tres adicionales, escritos en la década de 1920. Juan Ramón planeó también una segunda parte, denominada Otra vida de Platero, de la que incluso esbozó algunos títulos. Un proyecto que, como el de publicar Platero y yo en cuadernos sueltos, no llegaría nunca a ver la luz.

Ilustración de Thomas Docherty 3

La reseña de la editorial sobre el libro también es esclarecedora: Juan Ramón Jiménez escribe Platero y yo al volver a su pueblo natal, Moguer, después de haber pasado unos años en Madrid. A su regreso, Juan Ramón se encuentra en un estado de salud delicado y su familia atraviesa una mala situación económica tras la muerte de su padre. La visión de un Moguer deteriorado hace que Juan Ramón se distancie de la gente del pueblo y se desilusione. Atrás quedó el Moguer de su infancia. En su aislamiento, encuentra la comunicación deseada con Platero, el destinatario de sus pensamientos. Platero será el objeto de la exteriorización poética de Juan Ramón, el ser que le mueve a la manifestación lírica, y quien parece entender todo lo que nombra el poeta. Sólo con Platero puede compartir su mundo interior, su alma de poeta. Este personaje creado por Juan Ramón, no es un burro concreto, pues como él mismo dice: “En realidad, mi Platero no es un solo burro, sino varios, una síntesis de burros plateros. Yo tuve de muchacho y de joven varios. Todos eran plateros”.

No quiero pasar sin resaltar el magnífico prólogo escrito por Juan Mata Anaya, profesor del Departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura de la Universidad de Granada y escritor, titulado “Leer naranjas, oler poemas”

Lee las primeras páginas.

Actividades para la lectura (a partir de 9 años)

Juan Ramón Jiménez

El autor:
Juan Ramón Jiménez: ”Nací en Moguer, la noche de Navidad de 1881. Mi padre era castellano y tenía los ojos azules; y mi madre, andaluza, con los ojos negros. La blanca maravilla de mi pueblo guardó mi infancia en una casa vieja de grandes salones y verdes patios. De estos dulces años recuerdo que jugaba muy poco, y que era gran amigo de la soledad..” Aquí relata la añoranza de su infancia que él evocará llena de ventanas y puertas desde las que contempla el mundo. Un mundo, el andaluz, tremendamente clasista, visto por un niño, consentido y solitario, como él mismo se ve en una carta dirigida a su prima María. Estos recuerdos se convierten en elementos poéticos, como la luz, el mar… Pero no los ha vivido, sino contemplado. Así se construye la poética de un hombre solitario y apasionado contemplador. En esta tarea, su gran compañera siempre será la soledad, referida en sus poemas de manera recurrente. Soledad introspectiva con la que busca la emoción ante la visión de la belleza. En la adolescencia parte a Sevilla con la intención de hacerse pintor y abogado. Pero, nunca acabará derecho pues las artes (pintura y poesía) le atrajeron más. La familia del poeta, “culta, tradicionalista y conservadora”, no se opuso; muy al contrario, contó con el apoyo de ellos, en especial de su madre. La economía familiar se lo permitía. En Sevilla, aún adolescente, la lectura de Bécquer le había puesto en contacto con la poesía. Por la poesía, contraviniendo la voluntad de su padre, deja sus estudios. En el año 1900, con 19 años, se traslada a Madrid, donde entra en contacto con los grandes poetas modernistas. Especial es la admiración que sentirá hacia Rubén Darío. Publica sus dos primeras obras Nínfeas y Almas de Violeta, cuyos títulos son sugeridos por Villaespesa y Rubén Darío. Antes del verano vuelve a Moguer enfermo de neurosis depresiva. Un año después su familia le interna en un sanatorio francés para enfermos mentales, escribe Rimas bajo influencia de los simbolistas y parnasianos franceses. En septiembre es ingresado en el sanatorio del Rosario de Madrid. En la habitación del sanatorio organiza reuniones a las que asisten Machado, Valle-Inclán, Benavente… Allí pasa dos años de grato recuerdo. En 1905, una nueva crisis depresiva le lleva a Moguer. En este viaje pergeña Platero y yo y sigue escribiendo poesía amorosa bajo el signo del simbolismo; así es el poema El viaje definitivo. Los años siguientes serán duros para el poeta. Se agudiza su crisis depresiva a lo que se une el descalabro económico de la familia. En 1911, animado por Ramón Gómez de la Serna, decide vivir definitivamente en Madrid. Sin embargo, se irá alejando del vanguardismo de éste atraído por el ambiente intelectual de la Residencia de Estudiantes. Allí se instala en 1913, año en que conoce a Zenobia Camprubí Aymar, de quien se enamora profundamente. Tras sus primeras negativas y gracias a la insistencia del poeta, como refleja uno de sus mejores libros de poemas de amor, Estío, conseguirá su propósito, siendo finalmente aceptado por la cultísima Zenobia. En 1916, Juan Ramón viaja a Estados Unidos para casarse con Zenobia. Este acontecimiento será decisivo para la vida y obra del poeta. Había prometido a su amada el libro de poemas más hermoso jamás escrito. Lo cumplirá en parte con Diario de un poeta recién casado. Pero, el redescubrimiento del mar se convierte en uno de sus más importantes símbolos poéticos, hasta el punto de que cambiará luego el título a este libro por Diario de poeta y mar. Esta obra supone la frontera entre las dos grandes etapas en que suele dividirse su obra: la poesía sensitiva (1898-1915) y la intelectual (1916-1936). Es una poesía pura con una lírica muy intelectual, a menudo de difícil comprensión para muchos lectores. Durante este viaje, contacta con la poesía anglosajona, su mujer será la traductora de Rabrindanath Tagore. Cuando vuelve a Madrid encabeza movimientos de renovación poética, logrando una gran influencia en los inicios de la más prolífica generación del siglo XX; la Generación del 27. Su libro Eternidades (1918) es uno de los más influyentes en la poesía española del siglo pasado. Sin embargo, las nuevas corrientes literarias que llegan a España a finales de los años veinte, especialmente el Surrealismo, harán que los de esta Generación vayan dando la espalda al ideal de poesía pura de Juan Ramón. De 1921 a 1927 publica en revistas parte de su obra en prosa. De 1925 a 1935 publica sus Cuadernos, en los que aparece casi todo lo que escribe en este periodo: poemas, cartas, retratos líricos de escritores y recuerdos literarios. En 1936 estalla la guerra civil y se mantiene fiel del lado republicano llevando un importante labor de acogida de niños huérfanos. Juan Ramón y Zenobia marchan a Washington, habiendo dejado sus ahorros para atender a los huérfanos; él será el agregado cultural de la Embajada de España. Es invitado a dar conferencias en la Universidad de Miami. Con la victoria de Franco en la guerra, el matrimonio decide mantenerse en América en el exiliado. La tendencia depresiva del poeta hará que el exilio le aleje de la realidad e intensifique su aislamiento social. Durante estos años recibe el reconocimiento literario en toda América. En 1950, se instalan en Puerto Rico, que se convertirá en su segunda patria. Zenobia es operada de cáncer de matriz en 1951, en 1954 se agrava la situación de la esposa. Octubre de 1956 tiene para el poeta dos caras: la concesión del Premio Nobel de Literatura el día 25 y la muerte de Zenobia el día 28 en la clínica Mimiya de Santurce (Puerto Rico). Juan Ramón se recluye en su casa, en la más absoluta oscuridad. “…Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros cantando, y se quedará mi huerto con su verde árbol y con su pozo blanco. Todas las tardes el cielo será azul y plácido, y tocarán, como esta tarde están tocando, las esquilas del campanario. Se morirán los que me amaron y el pueblo se hará nuevo cada año;…” El 29 de mayo de 1958, totalmente desolado, muere en la misma clínica que su esposa. El 6 de junio, su sobrino Francisco Hernández-Pinzón traslada los cuerpos de Zenobia y Juan Ramón a España, cumpliendo el deseo de sus tíos. Tras varios días de celebraciones y homenajes, reciben sepultura definitiva en el Cementerio de Jesús, Moguer.

Thomas Docherty

El Ilustrador:
Thomas Docherty nació en Nueva Zelanda, pero ha pasado la mayor parte de su vida en Inglaterra, donde fue a la escuela y la universidad. Estudió orfebrería y escultura en la Escuela de Arte y siempre le ha gustado dibujar, sobre todo, durante sus viajes, que le han llevado a África, Asia y América del Sur.
Después de salir de la Escuela de Arte, Thomas vivió en Madrid, España, durante seis años, donde escribió e ilustró su primer libro El sueño de Pipa , que ha sido publicado en Taiwán, España y Sudáfrica. En la actualidad trabaja sobre todo en el Reino Unido y sigue escribiendo historias de sus propios hijos, que han sido nominados para varios premios. Él vive en Bristol con su esposa y su hija pequeña.
También ilustra el trabajo de otras personas, más recientemente el clásico escandinavo El maravilloso viaje de Nils Holgersson.

El libro:
Platero y yo ha sido publicado por la Editorial Anaya con motivo del centenario de la primera edición. Cuenta con ilustraciones de Thomas Docherty y prólogo de Juan Mata Anaya. Encuadernado en tapa dura con sobrecubierta, tiene 303 páginas.

Cómpralo a través de este enlace con Casa del Libro.

Como complemento pongo un vídeo sobre el centenario.

2014 año Platero: Juan Ramón Jiménez y el burro color de plata de… 

Para saber más:

http://www.fundacion-jrj.es/


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