Bournemouth (perdón por la calidad de la foto, claramente el sol me estaba cegando)
Si no nos importa ir un poco más lejos, la playa de Bournemouth es un lujo. Más de 11 kilómetros de playa de fina arena en pleno centro de la ciudad, la convierten en una concurridísima opción. Este fin de semana donde las temperaturas anduvieron por los 30ºC, nada menos que 250.000 almas nos juntamos en este lugar para aprovechar unos de los primeros rayos de sol que han caído en este largo y gris año.Sí, había gente, mucha, pero para nada nos encontramos con los accesos colapsados, colas interminables y parkings llenos. Bournemouth es una ciudad con un gran número de tiendas y centros comerciales, por ello las plazas de aparcamiento son numerosas y si no encuentras una a pie de playa, no tendrás que caminar más de diez minutos desde el centro de la ciudad a la playa a través de su fantástico parque (os haré una entrada en breve).
La playa en sí es interminable, tanto que no te dará la vista para ver el final. Cuenta con duchas (algo que he podido comprobar no hay en todas las playas), un gran número de aseos (en esto nos llevan muchísima ventaja) y muchísimas tiendas y restaurantes por si te aburren las labores playeras al final de la jornada. Una bandera azul ondea victoriosa en los mástiles de la entrada, prueba de su calidad.
El agua es transparente y está limpísima. No hay olas, con lo cual es un lugar perfecto para los más pequeños. Y he leído por ahí que los socorristas están presentes los 365 días del año.
Lamentablemente los perros no están permitidos.
Como os decía hay un gran número de tiendas, así que si quieres terminar el día con un poco de shopping, todo está al alcance de la mano. También hay un gran número de restaurantes y la ciudad es muy bonita, así que merece una visita.
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