Playa de las catedrales

Por Taconeti @Correndoabulixa
Las Rías Altas gallegas están llenas de bonitas playas, pero por encima de todas destaca la de Augas Santas en la parroquia de A Devesa perteneciente al municipio de Ribadeo en Lugo, y más conocida como Playa de las Catedrales. Tanto es así que en los premios Traveller´s Choice Playas 2013, basados en las opiniones de viajeros de todo el mundo, aparece en el primer puesto en el ranking español, en el segundo en el europeo, y nada más y nada menos que en el sexto de todo el mundo.
Está situada entre Ribadeo y Foz, y a ella se llega cómodamente usando la Autovía del Cantábrico A-8 (tiene la salida perfectamente señalizada) o por la N-634. Lo primero que nos encontramos allí es un aparcamiento para autobuses y otro para coches y caravanas, los dos asfaltados. Para aumentar las plazas en verano habilitan un campo cercano para poder aparcar, pero aún así, los visitantes son tantos que encontrar sitio puede ser difícil en algunos momentos.
Al bajarnos del coche, vemos un área recreativa, eso sí, sin ninguna sombra, y el Restaurante Las Catedrales con su terraza. Y por supuesto los acantilados desde donde se ven unas vistas maravillosas.

Esta playa cuenta con la bandera azul, y tiene unos 1400 metros de longitud, con una arena blanca y fina, un agua limpísima y un oleaje moderado o fuerte. Para verla hay que mirar las tablas de mareas y aprovechar el momento en que hay marea baja (mejor aún en los días con mareas vivas), ya que cuando la marea está alta la playa queda cubierta. Se puede ver la diferencia en las siguientes fotografías.

Acceso a la Playa de las Catedrales con marea baja


Acceso a la Playa de las Catedrales con la marea alta


Con la marea baja se puede ver un amplio arenal entre el mar y los acantilados que, debido a la erosión producida por el viento y el mar a lo largo del tiempo, tienen unas formas de lo más caprichosas: arcos de más de 30 metros que nos recuerdan a los contrafuertes de las catedrales (de ahí el nombre que se le da a la playa), grutas y pasillos de arena entre grandes bloques de piedra que le dan a este lugar un paisaje realmente mágico e increíble que deja al visitante alucinado.

Acantilados y bloques de piedra en la Playa de las Catedrales

Cuevas en la Playa de las Catedrales


A lo largo de la visita por la playa, es necesario saltar alguna pequeña roca o meterte en alguna charca, así que es recomendable ir preparado, no se te ocurra ir en tacones o vestido de largo.

Arco en la Playa de las Catedrales


Una cosa muy importante a tener en cuenta, es que si te descuidas, con la subida de la marea, te puedes quedar atrapado en alguna cueva o entre las rocas, así que por favor, estén atento en todo momento a la evolución de la marea. Recuerdo cuando era niño a gente que se subía a alguna roca a tomar el sol y luego se despertaba rodeada de agua. Hoy está prohibido subirse a las rocas, pero sigue existiendo el riesgo a quedarse atrapado por el agua en algunas zonas de la playa si no se tiene cuidado.

Sucesión de arcos en la Playa de las Catedrales


Arcos en la Playa de las Catedrales

Arcos en la Playa de las Catedrales

Desde lo alto de los acantilados se pueden ver unas vistas espectaculares de toda la costa, y desde la Playa de las Catedrales hasta la vecina Playa de Arealonga en San Miguel de Reinante, hay un paseo de madera con varios miradores.

Vista desde los miradores del paseo de la Playa de las Catedrales

Desde el paseo también se puede bajar a otra calita cercana.

Pequeña cala al lado de la Playa de las Catedrales

Cuando visito esta zona, que es al menos una vez al año, paso el día en la vecina playa de Arealonga en San Miguel de Reinante (también bandera azul), y voy andando y viendo el paisaje por el paseo de madera hasta la vecina Playa de las Catedrales. Es un paseo muy agradable de unos 15 minutos.

Gruta vista desde los acantilados junto a la Playa de las Catedrales


Para comer, yo si no hace mucho sol, me llevo un bocata y como en un lugar de los acantilados donde hay como una especie de gradas naturales desde donde me quedo alelado viendo el romper de las olas contra las rocas. Pero en el día en que hice estas fotos (29 de septiembre de 2013, por cierto con un sol precioso desde la mañana hasta la noche, cosa rara por aquí), comí en el Restaurante La Yenka un menú con arroz con gambas, lubina, una ración de tarta de queso riquísima y de un tamaño muy generoso, un café y agua por 12,5 €. El restaurante tiene una terraza desde la que se ve el mar donde lógicamente cobran algo más, aunque en el comedor si te toca en las mesas al lado de las ventanas también se ve la Playa de Arealonga.Si sólo quieres un bocata, o para tomarte una cañita o una caipirinha, te recomiendo también el bar Lusco e Fusco, justo al lado del anterior, y con una bonita terraza hacia el mar, aunque sólo abre en verano.
Para dormir, está el camping y pensión A Nosa Casa justo al lado de la Playa de Arealonga, y al lado la Pensión La Yenka. A unos metros está el Hotel A Mariña, pero ese día estaba cerrado, es posible que sólo abra en verano. De todas formas el núcleo urbano de Ribadeo está a poco más de 10 Km.

Puesta de sol en la Playa de Arealonga en San Miguel de Reinante


Muy cerca están también las playas de A Pasada y Os Castros. El acceso a esta última es flipante, bajas unas escaleras y llegas a ella pasando a través de un arco en las rocas.
La Playa de las Catedrales es también el final de la Ruta de la Costa. Es una ruta de senderismo que empieza en el parque etnográfico de O Cargadoiro en las afueras de Ribadeo y que pasa por el faro de la Isla Pancha, Rinlo y la Playa de los Castros. Es un recorrido de 15 Km que va paralelo a la costa, con preciosos paisajes, y de dificultad baja. Tarda en recorrerse unas 4 o 5 horas, y hay que tener en cuenta que es lineal, no circular, así que hay que tener planeada la vuelta al punto de partida. A lo largo de ella hay 3 castros todavía sin excavar y varias cetarias.
Después de leer esto, espero que ya estés pensando en visitar esta maravilla de la naturaleza. Te aseguro que no te va a defraudar, por mi parte, no importa las decenas de veces que he visto esta playa, cada vez que vuelvo a ella me quedo boquiabierto.