Está presidida por el gran Osio de Córdoba: Padre de la Iglesia, consejero de Constantino, azote del Arrianismo, redactor del Credo Niceno… resumiendo, todo un personaje
de tu soledad única, extasiada y divina,
cuando, a una brisa de oro, teñida de infinito,
el sol se va ocultando tras tu verde colina.Juan Ramón Jiménez