Con la que estaba cayendo ese día, no se me ocurre otra cosa que visitar tu encantadora y señera Plaza del Potro, pero precisamente era por eso, porque llovía. El agua sacaba los brillos de la piedra y saturaba los colores, motivando también la ausencia del mobiliario de bares próximos, los “souvenir” que ocupan algunas fachadas y el trasiego que siempre tiene la plaza. El inconveniente fue –aparte de la mojada- el esperar que más de un llamativo paraguas saliera del encuadre.
Sobre el nombre de la plaza, hay quien apunta que lo tomo de un antiguo mesón, o que se debe a que en este lugar se comerciaba con ganado caballar, aunque la teoría más extendida es por el potro que corona su fuente
En el siglo XV se construyo el Hospital de la Caridad que hoy acoge los Museos de Bellas Artes y J. Romero de Torres
Cervantina plaza nombrada en varias obras del Príncipe de los Ingenios