Please, please me

Por Siempreenmedio @Siempreblog

Página del Sunday Mirror del 22 de mayo de 2013, compartida en Facebook por Melchor Hernández Castilla

Eran muy jóvenes, y parece que tenían frío. Se sentaron en el Lido de san Telmo, así, con los brazos rodeando las piernecillas blancas y peludas, con una especie de mueca que les evidenciaba un aburrimiento mayúsculo. “¿Por qué habremos tenido que venir aquí?” se preguntaba Paul todo el rato. Tanto que incluso empezó a tararear esa frase y hasta pensó en meterla en el estribillo de un nuevo tema.

“¿Dónde estará John? Seguro que en un sitio más interesante”, murmuraba Ringo que imaginaba a su amigo en un Torremolinos lleno de toros, morenas ardorosas y copas de manzanilla.

Parece que a George no le parecía aquella panza de burro tan desagradable, y que incluso lo estaba pasando bien.

Pero Paul, Paul miraba todo con sorna. “Esto es el culo del mundo”, solía dejar caer entre paseo y paseo: “el cielo muy gris, el agua muy fría, las chicas muy… Tranquilidad sí, pero tampoco pasarse”, sentenciaba.

Intentaron salir, pasear por la calle de las tiendas, conocer un poco aquel pueblo que no se sabía si era turístico o pescador, pescador o turístico. Pero que va. No los dejaron ni tocar. Y se fueron sin pena ni gloria. Luego romperían todos los records, en todos los escenarios, en todas las radios, en todas las teles. Ninguno se volvió a acordar jamás de aquel maldito sitio en medio del Atlántico.

Más de cincuenta años después, en aquel lugar, se enorgullecen de haberlos dejado escapar, porque al menos pueden decir que estuvieron y no les hicieron ni caso.