Pleitos metropolitanos, ¡Basta ya!

Publicado el 11 octubre 2016 por Jamedina @medinaloera

Quienes definen criterios para el desarrollo de la Zona Metropolitana de Guadalajara, en vez de seguir peleando entre ellos como lo han hecho desde hace más de 40 años, lo que deben hacer es sentarse a platicar para ver cómo resuelven los graves problemas que se han acumulado en todo este tiempo.

En 1974 el crecimiento urbano de Guadalajara había absorbido a los municipios de Zapopan, Tlaquepaque y Tonalá. Desde esa época los urbanistas ya insistían en la necesidad de metropolizar política y administrativamente el área urbana de Guadalajara por considerar que no había otra forma de garantizar servicios públicos eficientes y oportunos para una ciudad en constante crecimiento.

Problemas multiplicados

En todos estos años, 42 para ser precisos, los problemas crecieron; los fraccionamientos rebasaron la frontera del Anillo Periférico, considerado como el límite de lo que Guadalajara podía regular o controlar, y los conflictos se agravaron en todos los órdenes. Sin embargo, los partidos de diversos signos, alternándose en el poder, se interesaron más en la “grilla” que en atender los problemas de la comunidad. Y siguen en lo mismo.

Seguridad pública, aseo, transporte, atención médica, alumbrado, drenajes, bacheo, áreas verdes, ecología, cementerios y tantos otros servicios que la gente demanda se hicieron cada vez más urgentes sin que nadie pensara en qué ayuntamiento los prestaría. Lo único que la gente exigía y exige a la fecha son servicios oportunos y eficaces, vengan de donde vengan.

Ahora se han agregado más municipios a la Zona Metropolitana, aparte de los mencionados, como Tlajomulco, El Salto, Juanacatlán y Zapotlanejo, con lo cual se multiplican las necesidades de coordinación entre las autoridades municipales, estatales y federales, sean del partido que sean.

Sin embargo, vemos que los políticos se resisten a establecer por lo menos una coordinación mínima en materia de seguridad pública, que es lo más urgente. La seguridad –no debe olvidarse– es la principal función del Estado. Ningún Estado se justifica si no brinda seguridad a la gente. Para nada sirve un gobierno que no garantiza la vida e integridad física de los ciudadanos.

Basta de intereses personales

Lamentablemente vemos que muchos gobernantes, llámense municipales, estatales o federales, lo primero que protegen son sus intereses personales, de grupo o de partido, sin tomar en cuenta las necesidades reales de la sociedad, y en este sentido es como actúan, no en función del servicio público, sino de lo que les conviene.

Entre funcionarios, y más tratándose de diferentes partidos, existen celos, intereses, que muchas veces les impiden tomar acuerdos en favor de la comunidad; van por lo suyo, y punto. Eso la gente lo sabe bien. Pero todo tiene su límite, llega un momento en que los problemas cansan, molestan y ofenden.

Esperemos que ya se piense más en favor de Guadalajara y su zona metropolitana. A los actores políticos de hoy, por muy soberbios que sean, no les queda más alternativa que actuar en función del interés público, porque dadas las graves circunstancias, pueden estar arriesgando mucho más de lo que piensan.

javiermedinaloera.com

Artículo publicado por el semanario Conciencia Pública en su edición del domingo 9 de octubre de 2016.