Plotino deduce la existencia de Dios, el ser inmutable e infinito, a partir de las ideas en tanto seres inmutables y finitos:
- Todo lo compuesto puede reducirse a lo simple, así como reducimos los cuerpos materiales y continuos a números inmateriales y discretos.
- Lo simple y definido es la medida de lo compuesto e indefinido, esto es, su forma.
- Las formas también tienen forma, ya que pueden ser abarcadas por una definición común a todas ellas, a saber, la de ser entes inmutables y comprensibles.
- Ahora bien, siendo necesariamente comprensibles, las formas están comprendidas por algo que es informe, ya que no puede ser una forma el que es la suma de todas ellas.
- Sin embargo, este ser está a la vez dotado de forma, dado que nada que carezca de forma o medida puede ser comprensivo de otra cosa.
- En consecuencia, el sustrato de las formas no tiene y tiene forma. No la tiene por naturaleza y la tiene por participación.
- Por tanto, el ser que comprende todas las formas inmutables, siendo finito (pues lo infinito es incomprensible) y no siendo formal en sí sino por otro, obtiene su forma de un ser anterior, el cual es inmutable e infinito. Este Ser Primero, el Uno, no es mutable, ya que, de serlo, no podría dar a la forma su carácter formal, esto es, simple y siempre igual en medida, por cuanto nadie da lo que no tiene; y no es finito, pues si fuera finito sería comprensible y estaría necesariamente comprendido por el sustrato de todas las formas, participando en él en lugar de ser participado por él.