Pobreza infantil

Publicado el 20 noviembre 2017 por Elhombredelpiruli

-Buenas, ¿es aquí donde le van a dar un bocata de mortadela a mi hijo?

-Sí, señora, pase al fondo deprisa que me hace cola. -Pero, oiga, es que eso parece un vagón de tren… -Y lo es. ¿Algún problema? -Verá usted, no es que me ponga pejiguera pero es que a mi hijo se le revuelve el estómago cuando come en movimiento. Más en un vagón de ganado. -No se preocupe que hasta que los niños no se terminen el bocata el tren no se pondrá en marcha. -¡Ah, vale! ¿Y cuándo dice que regresa? -Eso ya dependerá del niño. -No le entiendo. -¡Pues bien claro que está, señora! No los enviamos al extranjero para que regresen mañana. Cuando el chico sea mayor ya decidirá si quiere volver o no. Eso ya es cosa suya. -¡Pero si solo tiene diez añitos! -¡Anda la órdiga, ¿y los demás cree que vienen con la mili hecha? Venga señora, que me está haciendo fila, ¿deja al niño o no? -¡Pobrecito, por un bocata! -Por un bocata no, por las estadísticas. -No se de qué habla. -No importa. ¿Lo deja o no? -¡Jesús, qué drama! para eso lo sigo enviando al cura. -Usted verá, señora, pero ya sabe que nosotros no pedimos nada a cambio del bocata. -Eso sí. -Bueno, ¿lo deja o no? -Sí, mejor será que se vaya…¡Ve con este señor, Pedrito, y pórtate bien, que no digan que enredas! -Gracias, señora ya se puede marchar. ¡Cristóbal, tengo otro pobre para rebajar las estadísticas, díselo a Mariano! A ver, ¡siguiente!