Posted on 15 enero, 2013 by juanmartorano
La verdad que apena, entristece y angustia la diatriba, con ribetes de conmoción política, que se ha formado en Venezuela por el apremio mal disimulado y las cuentas peor sacadas de la irracional oposición venezolana, con respecto a la asistencia o no del Presidente Chávez a la Asamblea Nacional, el día jueves 10 de enero, donde estaba previsto que se juramentara para su período 2013- 2019. Como creo que la Constitución está clara y que las explicaciones sobre la materia han abundado, incluidas las explicaciones de connotados constitucionalistas, no lloveré sobre mojado. Sin embargo, recomiendo a la oposición prepararse para reparar el contenido de los artículos 5, 231,233, 234, 235 y 257; quien quita que los aprendan a interpretar de una forma menos sesgada. Al pueblo venezolano le toca andar, Constitución en mano, defendiendo la Revolución y al Presidente Chávez, una vez más irrespetado abiertamente por una oposición enloquecida y especialista en pescar en rio revuelto.
Yo dudo que exista una oposición política en el mundo que sea capaz de formar tal alharaca, hacer tantas especulaciones, proferir y difundir tantos infundios y burlas en torno a la enfermedad de un ser humano, comportamiento doblemente inmoral y antiético por tratarse de un Presidente, democrática y mayoritariamente electo por un pueblo soberano. En su sano juicio, nadie puede entender la crisis institucional ni la violación de la Constitución que plantea la oposición venezolana. Sin ningún recato, esa oposición deja ver su gruesa costura de oportunismo político al insistir en una ausencia absoluta cuando el Presidente está vivo y en recuperación. Definitivamente, son unos golpistas consumados. Por eso, sin ningún disimulo descalifican a los médicos que atienden al Presidente Chávez y sugieren que una comisión vaya a Cuba a constatar directamente el estado de salud del Presidente. Apuestan a la incapacidad física y mental permanente del Presidente (Art. 233) y ya tienen en mente la junta médica que lo certificará! Las perfectas aves carroñeras al acecho! Sin embargo, no se les dará, porque
Dios es bueno y el Presidente Chávez se recuperará para gloria y honra de su nombre, y porque los venezolanos de buena voluntad seguimos clamando que se cumpla la promesa del salmo 41.
Insisto en que estamos en presencia de una oposición enferma del alma, cuadro clínico que no podemos descuidar; porque esta enfermedad es altamente virulenta y tiene la capacidad de contagiar profundamente al colectivo. Sin ninguna duda, estamos en presencia de un problema ético, partiendo de que esta ciencia estudia la moral y determina cómo deben actuar los miembros de una sociedad. Aquí debemos analizar la ética de las profesiones, destacando en el caso que nos ocupa, la falta de ética de unos cuantos periodistas y muchos que fungen de comunicadores cuando lo que hacen es incomunicar y desinformar. Algunos periodistas convierten la información en una mercancía, la cual distorsionan y tergiversan, al gusto de quienes pagan para que éstas y éstos sicarios comunicacionales maten la verdad. Entre los profesionales antiéticos, también destacan algunos médicos verdaderos y otros que podrían disfrazarse como tales, con sus diagnósticos morbosos y tergiversados, aparentemente logrados a control remoto, a los cuales, y con mucha propiedad, podríamos acuñarle el apodo de “mata sanos”. Nos referimos a los médicos o supuestos médicos que sin el menor rubor sacrifican el secreto médico y convierten el juramento hipocrático en una herramienta de los hipócritas. Para cerrar el triángulo de la perversidad, entran en el juego macabro, algunos políticos de la derecha, quienes compran las tortuosa ideas a los profesionales de la incomunicación y a los médicos tarifados de la contra revolución.
¡Cuánta falta está haciendo la ética como una ciencia que se enseñe y se viva desde los hogares, pasando por las escuelas y reforzada por los Medios de Comunicación de masa! ¡Cuánta falta hace la ética para que nos enseñe a llamar a lo bueno, bueno y a lo malo, malo! ¡Cuánta falta hace la ética para que nos enseñe lo que está permitido por nuestra sociedad! ¡Cuánta falta hace la ética para que nos enseñe a tener límites y escrúpulos! ¡ Cuánta falta hace la ética para que unos cuantos bajen su carga de miseria humana? ¡Que Dios los perdone, aunque éllos si saben lo que hacen! Con el favor de Dios y la ciencia médica, el Presidente Chávez vivirá y vencerá!
San Juan de los Morros, 08 de enero de 2013.
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