Llevo meses sin actualizar mis recomendaciones de podcasts en el blog a pesar de que en twitter y en instagram sí que he compartido algunos de mis episodios favoritos. Como bloguera vuestra que soy, os debo una actualización de los podcasts encadenados para que os enfrentéis al verano, a las horas mirando las nubes, los paseos a la orilla de lo que sea y el tiempo casi detenido con algo interesante para escuchar si os apetece.
Este año, 2021 está resultando hasta el momento bastante pobre en series que me hayan enganchado con entusiasmo. Probablemente el hecho de que cualquier pre producción prevista para el 2020 haya estado limitada por la situación de pandemia tenga mucho que ver en esto. A pesar de la escasez de series que me hayan entusiasmado, tengo un buen puñado de episodios para compartir pero empecemos por una serie.
No es el caso de Can we talk. Este breve episodio, apenas 11 minutos, reconstruye el paseo de John, un treinteañero de Los Ángeles, por Vermont Avenue a través de sus sonidos. Sé que dicho así no parece gran cosa y no lo es si lo escuchas mientras planchas o estás tumbado. Hay que escucharlo paseando por tu ciudad. Yo lo escuché volviendo a casa en metro y la mezcla del paseo sonoro con mis pasos y sensaciones en Madrid construyó un estado de ánimo curiosamente placentero e inquietante al mismo tiempo. No hay una gran historia, quizás debería haber un pelín más de contenido, pero Can we talk es un interesante experimento accesible para todo el mundo. Este podcast ha sido premiado en Tribeca, el festival de cine independiente de NY, que ha inaugurado una nueva sección dedicada al mundo del podcast.
En su podcast, Jill Lepore establece la premisa que va a explicar en el primer episodio. En la temporada inaugural esa premisa era ¿Quién ha matado a la verdad? . Hace cien años había cosas que sabíamos, ahora todo lo que sabemos nos provoca sospecha, hay duda en todo. Es "Sí pero..." A través de diez episodios y partiendo de hechos históricos más o menos importantes o banales Lepore trazaba un recorrido hasta nuestros días porque, y esto es importante, nada de lo que nos pasa, pensamos, leemos, creemos o dudamos viene de la nada. Todo tiene un recorrido histórico que mucha gente se empeña en desprestigiar o ignorar pero que Lepore, como buena historiadora, sabe explicar.
La primera temporada era buena y la recomiendo mucho pero, en ella, Lepore estaba un poco rígida en el tono y en la escritura, cosa absolutamente normal cuando era su primera incursión en el podcast. En esta segunda temporada dedicada a la duda, está mucho más suelta y mejor. En 2021, Lepore reflexiona: ¿Qué ha ocurrido en los últimos cien años para que la duda y la sospecha permanente sean ahora el caldo de cultivo en el que nos movemos? El hilo conductor para argumentar este recorrido es la historia de la radio, fundamentalmente en USA, pero con incursiones en otros países. ¿Qué ha pasado para que la radio, fuente fiable de noticias hace cien años se haya convertido en un instrumento de manipulación al servicio de todo tipo de intereses? Las historias, ideas y argumentos de Lepore están muy bien construidos y contados y nos llevan desde un juicio retransmitido por la radio hace 100 años en el que se enfrentaron un creacionista y un profesor que enseñaba el darwinismo hasta el asalto al Capitolio el 6 de enero.
Es un podcast sesudo en el que hay que prestar atención. No se puede escuchar mientras cocinas, lavas platos o pasas la aspiradora porque exige concentración absoluta. Yo lo he escuchado conduciendo o coloreando mandalas, con mi atención plena en lo que cuenta Lepore que es como uno de esos buenos profesores que todos hemos tenido y que te mantiene atento a cada palabra que pronuncia. Un profesor de esos que te hace sentir inteligente cuando llega el final de su clase y sientes que lo has entendido todo.
Mi consejo es empezar por la segunda temporada y, si os gusta, id a la primera.
Con Saludos Cordiales he vuelto a salir de mi zona "me gusta" porque a mí, el periodismo deportivo está más allá de interesarme, me parece el colmo del aburrimiento. Aún así decidí darle una oportunidad y, contra todo pronóstico, lo pasé bien, aprendí cosas y me horroricé con el machirulismo y la actitud de "a ver quién la tiene más grande" del periodismo deportivo en los 80 y los 90. La premisa de la historia que nos cuenta Juanarena, con un acceso a fuentes y testimonios francamente impresionante, es la guerra a mandobles dialécticos y no solo, que mantuvieron José María García y José Ramón de la Morena desde sus respectivos programas deportivos nocturnos. Ni que decir tiene que yo jamás escuché a ninguno de los dos. Recuerdo vagamente ver a mi padre escuchar a García y que a mis tiernos nueve o diez años ya me pareciera un impresentable maleducado pero más allá de eso no tenía más conocimiento del tema.
Saludos cordiales traza la historia de la radio deportiva en esos años. Los piques, la competición por ver quien tenía al protagonista del día el primero, los insultos "el vizconde torero, vizconde porque no hay más que verle y torero porque le gustan los toreros fuera de la plaza" dice uno y el otro contesta "a mí me gustan los toros y los toreros cuando son buenos pero por lo menos no me acuesto con vacas". Escuchando este podcast no ha aumentado mi reconocimiento hacia el periodismo deportivo, más bien al contrario, pero he entendido hasta donde llegaba el poder de estos dos hombres, la absurdidad de su pelea y como en esa competición arrastraban a un montón de reporteros que hacían cosas espantosas para no perder sus trabajos y, también, succionados por la espiral competitiva en la que vivían. El tercer episodio dedicado a las retransmisiones de la Vuelta me ha gustado también porque no sabía nada del tema. Los especiales, uno dedicado a las mujeres periodistas y otro con anécdotas de los reporteros, a mí me han parecido innecesarios y repetitivos pero reconozco el trabajazo de Juanarena al publicarlos y hacerlos accesibles. Ser el hombre orquesta del podcast hace, como he dicho antes, que sea imposible llegar a todo pero Saludos Cordiales es un podcast estupendo que merece la pena escuchar y que se merecía un equipo de producción más amplio para que Juanarena hubiera podido pulirlo todo mucho más.
Ya sabéis, si escuchad algo venid a contármelo.