Podemos resuelve las críticas y las crónicas desfavorables sobre Errejón o la productora de Pablo Iglesias, afirmando que se orquesta una campaña de difamación contra el nuevo partido, del mismo modo que lo hubiese hecho un PP o PSOE cualquiera. Simultáneamente, las expectativas iniciales, la declaración de intenciones con las que cosecharon un significativo éxito en las europeas, van diluyéndose en los programas propuestos por la formación para concurrir a las generales, desapareciendo la prometida jubilación a los sesenta años, la pensión universal a la ciudadanía, el impago de la deuda o la salida del euro, conviriténdose en algo peligrosamente parecido a lo existente. El aspecto no, pero da lo mismo.