Podemos, la hez del corrupto sistema español de partidos

Publicado el 07 junio 2020 por Mike Sala @mikesala65



No pasa una sola semana sin que los partidos políticos demuestren con sus propios hechos que no son otra cosa que gigantescos fraudes ideológicos, sociales y económicos.
El reciente nombramiento de una perturbada con antecedentes judiciales como Isa Serra para el cargo de portavoz del partido del machito alfa no es sino la constatación de que a los mandamases y mangantes de Podemos lo que menos les importa es respetar aquellos principios que tanto reclamaban defender desde que aparecieron en el panorama nacional.
Para Pablo Iglesias, el que presumía de ser hijo de terrorista cuando no era parte del gobierno de España y que se ofende si se lo recuerdan ahora que es vicepresidente mendigante, no debe haber persona más idónea para ser portavoz de partido que una condenada por un delito de atentado a la fuerza pública. Se cumple así la máxima de Podemos. Acoger a todo indeseable sospechoso o responsable de todo tipo de delitos  para conformar un partido al que pueda votar el lumpen social carente de cualquier escrúpulo. Muy atrás queda ese código ético del partido del que presumía otro condenado por la justicia: el bufón Echenique, que no aporta nada que no sean comentarios estúpidos y sectarios.
Así que no perdamos el verdadero foco del asunto. Lo que es más importante respecto a la realidad de Podemos. ¿Es un partido de impresentables? Sí. No hay más que escuchar a sus líderes para salir de dudas. ¿Es un partido instalado en la demagogia? Por descontado. No hay más que repasar lo que declararon en el pasado y compararlo con lo que ahora hacen. Pero la realidad es que Podemos es un partido al que han votado casi 3.100.000 españoles a los que les atrae el mensaje del odio y la confrontación antes que la prosperidad de su propia sociedad. En realidad, Podemos es uno de los muchos tumores que afectan a la salud de la nación. Pero no dejemos de lado la realidad. El principal mal de España es el pueblo español, y no hay más que ver lo que vota para darse cuenta de ello. En este caso, millones de votantes ayudan a un grupo de caraduras a acceder y parasitar del poder. Esos mismos millones de votantes que desprecian a los demás partidos por corruptos. No deja de ser algo tan estúpido como paradójico.

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