Es evidente que la actualidad política está determinada por el fenómeno Podemos, no estoy relevando nada nuevo. Sabíamos que la casta, “el sistema”, el Poder o como le queramos llamar, iba y va a hacer lo imposible para impedir que una fuerza de la izquierda transformadora se haga con el poder en algunos ámbitos y que, desde estos, pueda ir a más. Pero la realidad no deja de sorprendernos y de superar a la imaginación. La destitución fulminante de Tomás Gómez solo se puede explicar en ese nuevo reparto de poderes y papeles que está moviendo todo el escenario político y, por tanto, también el económico.Tomás Gómez representaba (ya podemos hablar de él en pasado, las posibilidades de que pueda volver a jugar un papel relevante son mínimas). Decíamos que Tomás Gómez representaba a un ala tímidamente de izquierdas en el PSOE, no siempre clara. Pero parece evidente que Tomás se oponía frontalmente a posibles pactos de gobierno con el PP. Y ahí está el tablero de juego. En este año se va a resolver quien gobierne en muchos sitios (en 14 Comunidades Autónomas y miles de Ayuntamientos) y si van a ser pactos de centro-derecha o de centro-izquierda.
Al PSOE, en su privilegiada posición, se le permite pactar con cualquiera. Han pactado con la derecha más dura para gobernar en Navarra, por ejemplo (si IU pacta algo con la derecha se le acusa de hacer “la pinza” y se le castigará duramente). Pero, dada la caída del bipartidismo, los pactos puntuales ya no van a ser suficientes. Los poderes fáctico-mediáticos, con El País-Prisa a la cabeza, han optado por operar en varios frentes:
Por un lado asegurar el poder omnímodo del aparato conservador en el PSOE, con el S. Gral. Pedro Sánchez a la cabeza (y Rubalcaba, F. González…), cargándose a cualquier posible díscolo interior, y de paso aviso a Susana Díaz. Los compromisos permanentes de Tomás Gómez con la sanidad pública madrileña, por ejemplo, le hacían aparecer como alguien no fiable. Un verso suelto. Gómez podría incluso preferir pactar y gobernar con Podemos e IU antes que con otros, y ahí está el quid de la cuestión. Muchosmillones de euros en juego en la región madrileña: intereses inmobiliarios, empresas privatizadoras de la sanidad, educación,… Un posible gobierno madrileño de Podemos-IU-Psoe es un peligro evidente para la casta gobernante, para el “partido de los muy ricos”. Hay muchos negocios y mucho dinero. PP y PSOE no van a tener dificultad en ponerse de acuerdo en los temas fundamentales, para vender lo que haga falta. Ahora, por ejemplo, están negociando en secreto el TTIP (tratado internacional USA-Europa). Pero no permiten otras reuniones secretas (o discretas), como la de Zapatero con Pablo Iglesias y compañía, para acercar posturas y “conocerse”, que ya había causado bastante cabreo en el aparato actual. Las veleidades con Podemos se quieren cortar de raíz.
Por otro lado está el apoyo a las marcas blancas del centro-derecha: UPyD y Ciudadanos (C’s). El primero aupado desde siempre por el grupo de El Mundo y otros medios de comunicación. Cuando UPyD ha dado signos de agotamiento, se ha pasado a apoyar al segundo, explícito desde El País, que le ha otorgado un 9% y hasta un 12% del voto nacional (cuando en sondeos oficiales no pasa del 3,5). El “partido de los muy ricos” lo tiene claro: quiere en el gobierno partidos conservadores con aspecto renovador, no corruptos pero a favor de mantener todos los privilegios de los amos del sistema. El capitalismo no necesita de la corrupción para funcionar, aunque en España hayan sido tan inseparables que a muchos se les olvida. Lo que quiere ahora son partidos “modernos”, homologables en Europa. Cambiar “todo” para que todo siga igual. Un PP corroído por la corrupción y desprestigiado en las clases medias por sus recortes-bomba- políticas antipersona va a seguir con un cierto poder a nivel nacional, pero reducido. Necesita de recambios y de pactos. Las mayorías absolutas ya son un adiós irrecuperable. La operación de El País-Prisa-Pedro Sánchez para descabezar al Psoe madrileño pasará a los anales de la historia, a la pequeña historia de los navajeos-miserias internas de los partidos políticos. De película. El medio de comunicación publicó que en tiempos en que mi tocayo era Alcalde había una “trama” en la adjudicación de las obras del tranvía. Tomás no está acusado formalmente de nada ni por nadie. Pero El País publica varios días sus “sospechas”. El miércoles pasado es destituido fulminantemente, él y todo la ejecutiva regional. Inédito. La noticia aparece por la tarde y a primera hora de la mañana siguiente El País publica una encuesta que ya da al Psoe ganador gracias al cambio, ha pasado del tercer puesto regional al primero. En pocas horas se ha hecho el milagro. Cuando la mayoría de la gente seguramente ni se había enterado de la noticia, El País ya encuestaba y bendecía la operación, dándose ganador a sí mismo. La desfachatez les lleva a publicar el mismo día que, gracias a sus noticias acusatorias, el Secretario General ha hecho lo que debía y que ahora, a las pocas horas, ya puede ganar. La encuesta nocturna del País también puede pasar a la historia (de la Sociología) como el estudio demoscópico más rápido jamás realizado y contado, para darse la razón a sí mismo.
Y por el otro lado de las izquierdas tenemos a otros Sánchez, los de Tania, para darles de comer aparte.Tania Sánchez: codicia y casta de fontaneros. Tania se ha ido de Izquierda Unida para unir, para crear “procesos de convergencia unitarios”. Es la única explicación que ha hecho pública, junto a la que, más o menos, dice que la “vieja guardia” de la dirección de IU le hacía insoportable la vida. Se le ha olvidado añadir que ella ya había sido oficialmente ratificada como candidata de IU. Si ya eres la candidata de toda IU ¿para qué te vas? Estamos esperando sus explicaciones, en esa huida hacia delante o hacia ninguna parte, así que a ver si llegan y podemos entender a ese nuevo partido convergente unitario de ella misma consigo mismo, y comentarlo próximamente en este Blog, junto a esa “vieja guardia” a la que también nos referiremos. De momento lo único que sabemos es que estamos rodeados de fontaneros, unos viejos, han vivido toda la vida de la política, de trabajar la arquitectura interior de los aparatos, y otros nuevos, pero con viejas aspiraciones: exactamente las mismas que los anteriores.