Vivimos en un país sobresaltado, tanto, que entre los sustos de estas fechas una empresa de sondeos genera terroríficos escalofríos al detectar que Podemos supera en 1,5 puntos al PSOE en intención de voto, y en siete al PP, que del cuarenta por ciento caería al veinte.
La empresa Metroscopia es seria, luego sus datos podrían considerarse correctos. Pero recogen emociones con una caducidad cercana si los gobernantes del PP hacen sus deberes correcta y rápidamente.
La información en España está dominada desde hace muchos meses por noticias sobre la corrupción política, sindical y empresarial, con las televisiones teniéndola como casi único tema.
Un informático del banco HSBC en Suiza, Hervé Falciani, le entregó Francia y España, entre otros países, una lista de 130.000 evasores de 220.000 millones de euros.
En España han caído algunos, el último Francisco Granados, que ocultaba en Suiza las comisiones que cobraba como consejero de la Comunidad de Madrid.
Pero los paraísos fiscales comienzan a ser vigilados, y algunos colaboran ya con los fiscos.
Además, están trufados de anónimos Falciani o de denunciantes descontentos con las coimas que reciben de sus socios.
Si el PP destituye a sus corruptos más señalados, legisla urgentemente contra la corrupción –y le paga a las televisiones abundante propaganda--, tiene seis meses para recuperarse antes de las elecciones municipales.
España es un país de clases medias. Como mucho, tiene un treinta por ciento de bolivarianos de Podemos, de sus cercanos antisistema de izquierda, derecha y frikis, además de los nacionalistas desmandados.
En el caso improbable de que todos ellos hicieran peligrar la democracia se formaría necesariamente una coalición PP-PSOE a la alemana.
Los chavistas de Podemos no podrán: fabricación chantajista antigubernamental de las televisiones, caerán con una contrapropaganda bien financiada.
Al menos, y por el bien de todos, ojalá la gente recapacite y comience a revisar los vídeos grabados por Pablo Iglesias Turrión (PIT) en Youtube, que muestran a un tipo muy, pero que muy, peligroso.
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SALAS