Absolutamente nada de lo que Podemos dijo en el pasado era verdad. Ni sus promesas electorales, ni su afán por limpiar la política, ni su intención de regeneracionismo, ni las críticas a lo que entonces los falsarios líderes de ese partido de perturbados llamaban “casta”…
Y como todo lo anterior, el caso de Dina Bousselham, su móvil robado y su tarjeta de memoria desaparecida ha resultado ser otro de los fraudes montados por Pablo Iglesias, mezclado, cómo no, con líos de faldas, y adornado con las habituales maneras dictatoriales del líder de Podemos. Está claro que lo que hizo, lo hizo, aunque luego pretendiera convertir el hecho en una conspiración de ciertos medios de información contra él.
Uno de los aspectos más preocupantes de todo este sainete es la relación de Dina Bousselham con los servicios de espionaje marroquíes. Algo que era muy fácil de entrever si se prestaba atención a la trayectoria de esta mujer y al giro de 180º que Podemos dio respecto a la represión sobre el sufrido pueblo saharaui y otros asuntos marroquíes desde el momento en que la Bousselham apareció por las cercanías del supuestamente feminista y comprobado macho alfa de las mujeres de su partido.
A modo de anécdota… Facebook me arrestó durante tres días en 2017 por decir sin disimulos lo que ahora muchos ya se atreven a asegurar. Que la entonces nueva y cercana amiga de Iglesias era un agente de los servicios marroquíes.
Y si alguien tiene tiempo y ganas de leer un relato corto de 5 capítulos relacionados con Marruecos, Argelia, España, la inmigración ilegal, ciertas ONGs los atentados de Barcelona y el barco Aquarius, puede leerlo aquí.