Todo apunta a que el colapso de Venezuela está cerca. El país de muere en manos del loco Nicolás Maduro, que se aferra al guión del nuevo socialismo importado, que dice que una vez conquistado el poder en las urnas y legitimado, jamás hay que entregarlo. La inmensa mayoría de los venezolanos, angustiados por la escasez, la falta de libertad y el matonismo del gobierno, quieren cerrar página, pero la Habana y los chavistas mantienen el poder por la fuerza en sus manos, a pesar de que han perdido la Asamblea Nacional y que el pueblo ya les rechaza abiertamente.
Maduro y los suyos despotrican de los burgueses y se inventan enemigos y conspiraciones externas, en las que siempre aparecen Estados Unidos y España, mientras ellos viven en la opulencia, un mal que ha afectado a todos los socialismos reales desde que los bolcheviques de Lenin ejecutaron al zar en Rusia.
El desabastecimiento de alimentos y medicinas, los cortes de luz, la inseguridad en las calles y la represión son, junto con la rebeldía de las masas, los grandes rasgos de esa Venezuela que está a punto de estallar, si esa alianza tiránica entre los despojos del chavismo y el poder de Cuba no afloja el dogal que estrangula a los venezolanos.
Venezuela, un país inmensamente rico en petroleo y otros recursos naturales, donde los gobiernos corruptos del pasado siempre robaban, pero el pueblo vivía bien y rodeado de abundancia, ha sido víctima del mal gobierno, de la corrupción, de los errores económicos de una dictadura neocomunista y de la voracidad de los países aliados, que han tirado de la "ayuda solidaria" venezolana hasta dejar seco al país.
Ante el colapso que se avecina y la brutalidad del régimen, muchos de los viejos amigos del chavismo le están abandonando. Pepe Mújica, ex presidente de Uruguay, afirma ahora que "Maduro está loco como una cabra". Sólo los cubanos y algunos extremistas con poco cerebro continúan apoyando públicamente al brutal régimen venezolano
Incluso Cuba, que maneja con dureza de hierro los resortes de las fuerzas armadas y la inteligencia venezolana, los dos únicos pilares que le quedan a Maduro, está tomando medidas para sustituir a Venezuela como proveedor de dólares y se está acercando a Estados Unidos, aprovechando la torpeza y la necesidad que tiene el presidente Obama de dejar alguna herencia histórica antes de marcharse, tras su fracaso presidencial.
Entre los seguidores del socialismo del siglo XXI, la revolución neocomunista ideada en la Habana y abrazada por Hugo Chaves, que la expandió con la fuerza de sus petrodólares por países como Nicaragua, Bolivia, Ecuador e influyó poderosamente en Uruguay, Argentina y Brasil, entre otros, reina la confusión. El boliviano Evo Morales acudió recientemente a la Habana para preguntar a Raul Castro qué debe hacerse con un "compañero" como Maduro, que parece loco y que se tambalea.
La respuesta de Cuba, por ahora es que hay que mantener vivo al chavismo, aunque sea rechazado por su pueblo y aunque sus líderes hayan caído en la locura.
El torpe de Zapatero hace el ridículo siendo mediador en Caracas, donde no hay nada sobre lo que mediar. Su destino tenía que haber sido la Habana, donde están los que mueven los hilos del drama venezolano.
Francisco Rubiales