La mochila que debe dejar atrás Alberto Garzón y que tanto le pesa a Podemos, es la pesada mochila que muchos llevamos con orgullo, como si llevásemos el más preciado tesoro, la mochila de la dignidad. Es la mochila de la izquierda, de la lucha por la República, es la mochila de aquellos que lucharon por unos ideales, de aquellos miles que todavía hoy esperan en fosas comunes y cunetas justicia y reparación, de generaciones de republicanos, de represaliados, de antifranquistas, de aquellas familias enteras que emprendieron el camino del exilio, de los miles de españoles que murieron en los campos de concentración nazis, de esos hombres que liberaron París de los nazis y les rinden el homenaje que se les niega en su patria. Es la mochila de mujeres que sufrieron las vejaciones del franquismo, de aquellas que le cortaban el pelo y les obligaba a ir en procesión con las cabezas rapadas al cero y después de haberle dado aceite de ricino para que fuesen haciéndose sus necesidades piernas abajo, de aquellas que violaron, algunas niñas, de los bebes robados.
No, de esa mochila —cualquiera que sienta correr la sangre por sus venas —no se puede desprender, porque desprenderse de la misma es desprenderse de la dignidad. Quienes llevamos esa mochila nos sentimos orgullosos de llevarla. Quienes llevamos esta mochila tenemos unos principios y no tenemos otros de recambio. Esa vieja mochila es la de los idealistas, soñadores y luchadores, que son consecuentes con sus ideas y actúan de acuerdo a las mismas.
Pero también es la mochila nueva, la de hoy y la de mañana, y es la mochila de quienes defienden la sanidad y educación públicas, el derecho a la vivienda, al trabajo con sueldos y pensiones dignas, sin que nuestros jóvenes se vean abocados al exilio. Un estado laico, la igualdad de derechos entre hombres y mujeres.
A todo eso se le llama izquierda, todo eso va en la mochila que dice Carolina Bescansa que no sabe que lleva pero que quiere, al igual que su jefe, que Alberto Garzón se quite. Se equivocan quienes buscan la ambigüedad ideológica diciendo que no son ni de izquierdas ni de derechas, eso ya lo hacía el repeinado José Antonio Primo de Rivera y ahora un tal Albert Rivera.
Nosotros, quienes llevamos la mochila, somos de izquierdas, republicanos y soñamos y luchamos por esa mochila, sin avergonzarnos de su contenido, sin cambiar cada dos meses de propuestas económicas, políticas o ideológicas.
Hace año y medio algunos amigos se preguntaban si Podemos tal vez fuese una herramienta del Régimen, yo les decía que no, ahora la duda la tengo yo.
¿No será Podemos esa herramienta para desarmar ideológicamente a la Izquierda? Me gustaría que no, que de aquí a noviembre estén donde deben estar, con la izquierda, en una candidatura de unidad popular, sin hacer el indio y sin personalismos, porque lo que lleva esa mochila es la dignidad del pueblo.