¿Podrá tener fin la represión en Cuba?

Publicado el 23 enero 2017 por Yusnaby Pérez @yusnaby

La represión en Cuba no comenzó con la apertura de Obama, sino que nació desde la Sierra Maestra. Y se hizo mayor cuando la revolución llegó al poder y quiso consolidarse, eliminando a todos aquellos que consideraba un obstáculo para su sobrevivencia.

Al principio, fue una represión exterminadora que se manifestaba por fusilamientos continuos. Los tribunales condenaban a muerte a las personas sin el menor reparo en lo que significa la vida humana. Un tío segundo mío fue detenido, juzgado, condenado a muerte, denegada su apelación y fusilado en poco más de 24 horas. No creo que ese lapso haya sido suficiente decir que se siguió un debido proceso.

Los que se salvaban del paredón, recibían largas condenas de prisión. Sentencias de 30 años, 25 años y 20 años eran comunes. Hombres y mujeres entraban a prisión como jóvenes o personas maduras y salían viejos. La vida no contaba para el gobierno, y esas personas dejaban lo mejor de su vida en las mazmorras castristas.

Existen muchos cálculos del número de fusilados en Cuba pero una estimación con referencias aparentemente confiables, nos permiten aseverar que entre 1959 y 2003, en Cuba fueron fusiladas no menos de 9,540 personas. Desde 2003, Cuba no ejecutó  de manera “oficial” a ninguna persona, pero las condenas a prisión siguieron siendo largas.

En ese año 2003, durante la llamada primavera negra, 75 cubanos fueron condenados por razones políticas a penas que en promedio rondaban los 20 años de cárcel, con algunos sentenciados a 25 años de prisión. Ellos fueron liberados al comienzo de la política de restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba en Diciembre de 2014.

Pero la apertura de Obama no terminó con la represión. La misma continúa aunque los métodos hayan variado un poco. Por ejemplo, ahora se detiene a las personas y no se les encauza, se les mantiene presas por períodos que van desde unas horas hasta unos días, se mantiene el uso de la violencia física contra hombres y mujeres y continúan realizándose actos de repudio que muchas veces terminan con golpes y vejaciones a los disidentes.

En estas detenciones los bienes personales de los disidentes, tales como Computadoras Laptop, Teléfonos Celulares, Tabletas IPad y similares son confiscados, destruidos o dañados. El régimen continúa reprimiendo a los que piensan diferente, a los que proponen cambios, a los que quieren una Cuba diferente. Se violan los derechos humanos de aquellos que piden que los Derechos Humanos se respeten.

El pasado 18 de Enero, Juan Juan Almeida  escribió en una columna que fue recogida por Martí Noticias, que basado en fuentes que tiene en Cuba, el nuevo ministro del interior Julio César Gandarilla, Había ordenado frenar, revisar y castigar a todos aquellos militares que, en cumplimiento de la ley, cometan excesos y/o abusos en el trato a la población, a los procesados, a los presos, e incluso a quienes el gobierno castrista llama “miembros de grupúsculos contrarrevolucionarios”.

El comentario de Almeida resulta sorprendente, ya que tal instrucción solo sería posible con el beneplácito de Raúl Castro. Almeida añade que tal medida, pretende proteger al sistema y la seguridad nacional, callar a quienes atacan al gobierno mostrando las constantes violaciones a la justicia individual, y evitar a toda costa el descontento popular.

En pocas palabras, no termina la represión, sino que la hace menos represiva. Hay que entender que la esencia de la represión es no permitir que el pueblo se exprese libremente, que el pueblo pueda elegir libremente a sus gobernantes y que se respeten plenamente los derechos humanos y eso no ha cambiado y sigue siendo penado. Impedirlo con un batazo en la cabeza o con pétalos de rosa, no lo hace diferente. Sigue siendo represión.

Yo no creo que el castrismo tenga la capacidad de cambiarse a sí mismo después de que desperdició la oportunidad que le dio Obama. La revolución seguirá siendo represiva mientras Raúl Castro esté en el poder.

¿Qué pasará después? Eso no lo sabemos, pero es un futuro que nos corresponde a nosotros como cubanos escribirlo.