¿Podrían existir los dragones?

Publicado el 05 mayo 2014 por Angela Monasor @AngelaMonasor

El sábado lucía el sol que daba gusto, así que nos fuimos a un parque hacer una barbacoa (en Inglaterra está permitido). Y allí, al ritmo de las brasas y el “vuelta y vuelta” nos pusimos a debatir sobre nuestros personajes favoritos de “Juego de Tronos”. A mí me quedó una cosa clara: hay opiniones para todo, pero ¿a quién no le gusta un buen dragón, con sus alas, su fuego y su mala leche?

Bandera de Gales

Los dragones son una criatura mitológica que ha repartido su fama por igual en todos los rincones del planeta: desde los dragones con forma de serpiente de oriente, hasta los malvados dragones medievales de occidente. Algunos vivían en el fondo del mar o de lagos, como el Lago Ness, otros en cuevas o montañas. De hecho, ahora que vivo en Reino Unido es fácil ver hasta qué punto ha calado este personaje mitológico: la bandera de Gales está formada por una franja verde, una blanca, y un dragón rojo en el centro. Y sigue ondeando a día de hoy. Nuestra cultura tampoco se encuentra exenta de dragones. La historia más conocida es la de San Jorge, en la que este héroe cristiano salva a la princesa de la ciudad, y a todo su pueblo, de las garras (y llamas) de un malvado dragón – que realmente representa a Satanás- por lo que tras la victoria todo el pueblo se vuelve cristiano. Y comieron perdices para siempre.

Pero ¿de dónde vienen todas estas leyendas? ¿Es nuestra imaginación tan prodigiosa o hubo algo que las alimentara? Pues parece que un poco de los dos. La imaginación venía alimentada por ciertas “evidencias”, como los gigantescos huesos que aparecían enterrados en uno y otro sitio, y los hombres no eran capaces de relacionar con animales prehistóricos, simplemente, porque no sabían que habían existido.  ¿Y el fuego? Las teorías sobre el origen del fuego son mis favoritas sin duda.  Algunos historiadores romanos hablan de batallas entre las legiones romanas y tribus con un dragón en su bandera. Por lo visto, estas tribus usaban cierto tipo de pirotecnia como estrategia de guerra psicológica. Si asocias los fuegos a la bandera del dragón… ¡Ahí lo tienes! Algo parecido pudo pasar si los guerreros estaban convencidos de que iban a enfrentarse a dragones y la batalla ocurría en mitad de una tormenta eléctrica.

De todos modos, a pesar de que los dragones nunca hayan existido, no cabe duda de que desatan pasiones y que a muchos les habría gustado que fueran una realidad, ¿qué habría hecho falta para que esto fuera verdad? Las dos características más improbables de los dragones, son las que más memorables los hacen: que puedan volar y que escupan fuego.

Papá y Mamá dragón con sus cuatro patitas

La mayoría de los dragones representados en la mitología occidental tienen cuatro patas y dos alas. Si miramos a nuestro alrededor y echamos cuentas, hay algo que no cuadra. Se supone que los dragones son vertebrados, y todos los vertebrados tienen cuatro extremidades: dos patas traseras y dos extremidades delanteras, que pueden ser alas o patas. Así que para que nuestros dragones puedan ser reales, tendríamos que remodelarlos y que tuvieran dos patas traseras  dos alas. Los guionistas de “Juego de Tronos” parecen haberse informado algo sobre estos asuntos, ya que los dragones de la serie tienen dos patas y dos alas.  Pero hay algo más : los dragones son enormes, su tamaño puede llegar a superar el de muchos edificios. Y vuelan. ¿Qué clase de alas harían volar a un animal de tal tamaño? Se cree que el Pterosaurio, un reptil volador que convivió con los dinosaurios, fue el animal volador más pesado que ha vivido. Los ejemplares más grandes pudieron llegar a pesar 180 kilos, para sostener este peso, sus alas superaban con creces el tamaño de su cuerpo. Si bien las alas de los dragones de Khaleesi son de gran tamaño, es difícil creer que lograrían sostener el gran peso de los dragones. Les damos un cinco.

En cuanto al fuego, el comportamiento más parecido que encontramos en la naturalez es el mecanismo de defensa del escarabajo bombardero.  Este bichito es capaz de mezclar dos productos químicos muy reactivos que explotan al salir por su parte trasera en forma de líquido hirviente. Sin embargo, dado el orificio de salida, el “fuego” del escarabajo bombardero es mucho menos glamuroso que el del dragón. No os perdáis el vídeo:

Dejando alas y fuegos a parte, aún podemos decir que compartimos mundo con un dragón: se trata del dragón de komodo. Estos animales viven en algunas islas de Indonesia y son los lagartos más grandes del mundo a día de hoy: miden de dos a tres metros y pesan unos 70 kilos. Aparte de este animalito – que por cierto está en peligro de extinción – , la única forma de ver dragones no es viajar en el tiempo ni en el espacio, sino darle rienda suelta a nuestra imaginación… Y seguir viendo “Juego de Tronos”.


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