Te escribo este poema (que es de amor)
porque llevo unas horas tanteando
otros temas (cuestiones sin remedio):
la belleza perdida;
la infancia descuajada;
la tristeza sin nombre ni motivo.
Pero estas cosas hoy no me interesan.
Hoy sólo sé escribirte este poema.
Porque hoy te eché de menos y tú estabas
en París o en Orlando o en una calle
paralela a la mía eso no importa.
El caso es que no estabas cuando dije
‘Todo admite cien mil puntos de vista
-¿comprendes? No es posible estar seguro-
pero si tú estuvieras frente a mí,
ahora,
si estuvieras,
sería más sencillo terminar
de una vez (como fuera) este poema'.
Sería más hermoso no escribir.