Me gustan las cosas sencillas la vida sobria y los placeres modestos.
No me gustan la hipocresía la adulación y la vanidad.
No he hecho de la riqueza una meta ni del dinero un dios. (Desconfío de los ricos por decoro y de los poderosos por higiene moral).
Creo que ningún hombre es más que otro hombre y que todos tienen derecho a la felicidad.
Me gusta estar solo o, por amor, en soledad compartida. (Para mi desgracia no escribo ni hablo el griego clásico ni el latín).
Asumo los reveses de la fortuna, el implacable devenir del tiempo, la llegada de la muerte. Y si alguna vez me pierdo en la melancolía no me busquen en la barra de un bar.